viernes, 21 de agosto de 2020

7 Poderosos Actos De Amor Que Te Unen Más A Tu Pareja


Todas las parejas desean que el amor en su relación nunca desaparezca y se mantenga sólido y fuerte desde el primer día hasta la eternidad; aun conociendo que la pasión pueda disminuir por simple ciencia. Mantener una relación exitosa no es cosa sencilla, los dos tienen que aprender a lo largo de los años de convivencia a crear un vínculo poderoso que unirá su cuerpo y alma, haciéndolos invencibles.
La carga de responsabilidades, obligaciones y todas las adversidades que cualquiera presenta en su vida, son retos y desafíos que se deben superar, para así aprender de los errores y conquistar metas. A pesar de los problemas que tenga una pareja (porque ninguna es perfecta), el amor entre ellas puede crecer de manera inexplicable.
Muchos creen que con los años de relación, el amor suele disminuir porque se vuelve costumbre; sin embargo, al contrario, con los años, en la relación puede cultivarse más amor, siempre y cuando los dos caminen en la misma dirección y estén comprometidos el uno al otro para lograrlo.

¿Cuál es la magia  ?

Existen muchas acciones de amor poderosas que hacen que el amor crezca a pesar de las adversidades; como son los detalles, las demostraciones de amor o la intimidad; pero hay otras que tal vez no son tan obvias y que harán de una relación la mejor de todas como si fuera magia. Veamos a continuación:

1 Una idea equivocada

La mayoría de las personas creen que están en una sola relación, eso es una idea errónea. Es decir, en cada relación hay dos relaciones: la que tú tienes con tu pareja y la que ella tiene contigo (no son la misma).  Piénsalo así, cada persona vive su propia experiencia, valora diferente las cosas y expresa su amor de distinta manera (y no necesariamente como uno quiere).
Para poder fortalecer la relación con tu pareja y unirla más a ti, deberás comprender e identificar cuál es su manera de amar, ya que existen distintas formas que se tienen arraigadas conforme lo experimentado en la infancia o en las experiencias pasadas. Por ejemplo: algunas parejas pueden ser felices cuando viven una relación fría sin tanto contacto físico y para otras no.
Cuando logras identificar la manera de amar de tu pareja, es probable que todos tus conflictos disminuyan de manera mágica e inesperada; porque ya no estarás esperando recibir nada a cambio.

2 No luches contra algo imposible

Las parejas que dedican toda su vida en tratar de cambiar a la pareja, nunca obtendrán frutos. Recuerda, las personas no cambian de la noche a la mañana y aunque uno se empeñe porque así sea, será una guerra desgastante.  Tal vez, tu cónyuge puede modificar algunas cosas que te molestan solo por mantener una buena convivencia, pero en realidad no cambiará comportamientos arraigados.
Si en realidad deseas que el amor en tu relación sea invencible y mágico, entonces deberás aprender a amar a tu pareja tal cual es, sin tratar de cambiarlo. Es decir, acéptalo con todos sus defectos, manías, virtudes y demás.

3 El amor no es un sacrificio

Algunas personas tienen la idea que entre más se sacrifiquen por su pareja, más amor obtendrán, pero no es verdad. El verdadero amor se demuestra cuando te pones en los zapatos de tu pareja, cuando apoyas y das sin recibir nada a cambio.
No se trata de dejar a un lado tus propios intereses y necesidades o incluso tus sueños para que tu pareja sea feliz; al contrario, deberás ser capaz de equilibrar tus necesidades y las de tu pareja para que vivan en armonía. De lo contrario siempre existirá un sentimiento de culpa y resentimiento que acabará con tu amor.

4 Humildad

Es importante mantener la idea de que todos somos imperfectos y que es de humanos equivocarse para aprender de ello. Es decir, ser humildes para reconocer y aceptar los errores que se cometen para así perdonarse y perdonar. Cuando logras comprender este concepto, tu relación será más sólida y exitosa, puesto que abrirás una puerta de aprendizaje mutuo que los ayudará a ser más empáticos el uno con el otro.

5 Cero promesas

Este puede ser un error común que hacen todas las parejas, se prometen cosas que tal vez nunca serán ciertas. Eso provocará que la confianza disminuya o fracture. Por tal razón, es fundamental ser cautelosos para que lo que se promete sea algo que realmente se pueda cumplir, así la confianza se mantenga intacta. De lo contrario, estarás esperando o idealizando algo irreal y eso podrá desilusionarte por completo, provocando que el amor disminuya.

6 Aprende a escuchar

En muchas ocasiones estamos muy concentrados en pensar en nuestros propios problemas y olvidamos poner atención en lo que dice la pareja; es decir, estamos haciendo presencia físicamente pero la mente está en otro lado.
Por lo tanto, será preciso cambiar de actitud y realmente escuchar a la pareja, concentrarse en el aquí y ahora (en el presente); si lo haces podrás saber qué cosas necesita tu cónyuge, qué es lo que piensa, siente y demás.

7 Deja de fantasear

Las suposiciones son un obstáculo para ser feliz con tu pareja. Eso de pensar cosas que realmente no son ciertas y que solo te ponen en duda solo fracturara la confianza y el amor entre los dos. Por ello, debes ser capaz de comunicarte de manera asertiva cuando tengas algún tipo de inquietud, duda o molestia; para así aclarar las cosas y encontrar soluciones en conjunto.

La intimidad, los detalles de amor, salir de la rutina, son demostraciones de amor que unen a las parejas. Sin embargo, deberás ir un paso adelante; por ello aplica estos consejos para que el amor se fortalezca y puedan alcanzar la felicidad. ¡Viva el amor!
Fuente: familias.com

Cómo Acercar Nuestros Hijos A Dios


Tus pequeños -como niños- tienen el alma y corazón listos para conocer y amar a Dios. Acompañarlos en este proceso te llenará de bendiciones y aprendizajes
Un señor que se consideraba muy devoto de Dios, se molestaba cuando una madre iba con su hijo -quien padecía síndrome de Down-, a las celebraciones de la iglesia cada domingo.
En una ocasión, al salir, interceptó a la madre para decirle: «¿Usted sabía que no está obligada a traer a misa a su hijo cada semana?«. La señora, sorprendida, no sabía  cómo reaccionar. ¿Qué molestaría a este buen hombre sobre la asistencia de su pequeño a la iglesia?, se preguntó. Para no adivinar, lo cuestionó.
«Su hijo no comprende qué hace aquí, y con su hiperactividad nos molesta a los que deseamos escuchar al sacerdote«, le dijo este señor, con un tono ácido e intolerante. Al elevar su tono y pretender explicarse, el hombre había chocado con dos pequeñas que estaban junto a él, y había pisado a un joven que oraba.
Mientras la madre sentía cómo la sangre le subía a la cabeza, por semejante conclusión tan aventurada, su hijo, de quince años se puso de pie, hizo cariños a las pequeñas atemorizadas por el empujón el hombre, se disculpó con el joven, y le pidió a su madre que orara con él a Dios por ese hombre, que sin duda tenía un corazón adolorido.

Tú, ¿sabes quién es Dios?

Este joven, indudablemente sabía quién era Dios, le conocía. Supo reaccionar cálidamente ante una agresión directa a su persona, supo confortar a su madre que sintió como una afrenta el comentario radical del hombre, y -en el inter- se dio oportunidad para disculparse en nombre de otro con las pequeñas y el joven.
El primer hombre, en cambio, sentía que era muy devoto, y exigía le permitieran «amar a Dios», olvidando que ese amor Cristo desearía que lo convirtiera también en compasión, caridad y delicadeza para tratar a otros hombres, como hermanos suyos que son.
Te confieso, yo me he sentido a veces como este airado personaje. Y «en nombre de mi Dios, y de mi fe», he juzgado duramente a otros, y he pretendido «enseñar» a otros sobre el Dueño y Señor del Mundo.  No ha funcionado, porque lo he hecho desde la superioridad, y la manera de compartir la fe, de compartir a Dios, es solo desde el amor, el ejemplo y la delicadeza.

Te muestras a los pequeños

En el evangelio de San Mateo, podemos leer esta oración hecha por Jesús a su Padre: «Oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, gracias por esconder estas cosas de los que se creen sabios e inteligentes, y por revelárselas a los que son como niños» (Mt 11: 25).
La fe en Dios, no es algo que se conoce con la inteligencia, es algo que se experimenta, algo que se vive.
¿Qué significará «ser como niños», entonces? Es importante conocer esto si queremos vivir la fe y compartirla con nuestros hijos.

Invitados a ser «como niños»

En otro apartado de la Biblia, leemos que los niños intentaron acercarse a Jesús, y los apóstoles los despidieron, enfrentándose al cuestionamiento del Hijo de Dios, quien les dijo: «dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los Cielos».
Los apóstoles se desconcertaron, ¿se había vuelto loco Jesús?. En el Israel antiguo, el cumplimiento de la Ley, el merecimiento de la salvación, lo eran todo. De esa manera asegurarían el favor de Yahvé.  ¿Qué quería decir Jesús con estas novedosas palabras?
Que los hombres, para recibir a Dios, debían olvidar sus aires de grandeza, su soberbia, su orgullo, su carrera por «ser el que más ayunaba, ser el que más oraba». Debían aprender a pedir y a agradecer lo obtenido con sencillez y espontaneidad, debían dejar que Dios los convirtiera en vasos nuevos.

¿Quieres enseñar a tu hijo a amar a Dios? Sé como tu hijo

Tu hijo, que no se preocupa por la renta, por tener contento al jefe, o por la talla extra que ha subido, disfruta el hoy. No le importa si te matas para darle «un futuro», y en cambio, valora tu presencia activa y atenta cuando decides regalársela.
Él valora los encuentros cercanos contigo y con su comunidad. ¿Quieres que tu hijo de un lugar a Dios en su vida? Invítalo a tener encuentros con Él, encuentros cálidos, reconfortantes y llenos de sentido.

Algunas sugerencias:

Procura momentos fijos en los que hablarás a Dios: al despertar, antes de dormir, antes y después de comer, cuando sienta miedo, cuando suceda algo bello, qué agradecerán juntos.
Invítalo a entablar un diálogo con Dios. Háblale a Dios en nombre de tu hijo, contándole lo que les preocupa como familia, invitándolo a los partidos de fútbol, agradeciéndole por ese bello atardecer, por los gusanos curiosos tan llenos de detalles que entretienen tanto a tu hijo cuando los descubre.
Escúchalo, y valida su manera de buscar a Dios. Pregúntale si sabe quién es Dios, si entiende qué significa que Él nos ame tanto. Mi hijo de tres años, cuando veía los crucifijos en casa, se inquietaba por los maltratos físicos que sufrió Jesús, y -antes de aprender a hablar- le decía «Au», algo así como «ese, al que le duele su cuerpo».  Conociendo cómo ellos ven a Dios, puedes encontrar maneras de guiar su visión tierna y bella de Dios amoroso.
Muéstrale las ventajas de ser hijo de Dios. Tiene un Dios que lo ama mas que nadie en el mundo, que lo ama desde antes de ser concebido en tu vientre, que lo cuidará cuando nadie pueda. Este Dios entra a su corazón cuando él o ella lo invitan, ¡es un Dios maravilloso», repasen juntos las grandes cualidades de nuestro buen Padre, será reconfortante para él o ella saberse tan amado y tan bien cuidado.

Déjalo que se cuestione sobre Dios. Escucha serenamente sus dudas sobre Dios y responde a su nivel, preguntándole también su pensar sobre aquello que le da curiosidad. Esto permitirá diálogos muy enriquecedores entre ustedes.