miércoles, 17 de mayo de 2017

El Arte De Identificarse Con Los Demás


Pablo ve ahora su principal tarea como una quemante responsabilidad ¡Ay de mí si no anunciare el evangelio!.



Necesidad de anunciar el Evangelio (15-18). El apóstol no está dispuesto a recibir dinero por predicar el Evangelio. 



Esto no significa que el hombre deba trabajar gratuitamente; pero sí quiere decir que no debe trabajar simplemente por dinero. El anuncio del Evangelio es un privilegio (15) y al mismo tiempo un deber (16).

El llevar una palabra de aliento o el conducir una vida a Jesucristo, no se mide en términos económicos. El gozo que se recibe por esto ya es suficiente. 

Necesidad de adaptación por causa del evangelio (19-23). El principio que aquí surge es que el Evangelio ha de presentarse tomando en cuenta la particularidad del público a quien va dirigido. 

No por eso debe adulterarse su esencia, ni creer que “mi habilidad, mi empuje, mis resortes van a ayudar al Espíritu Santo a realizar su obra”. 

Como la criada que, habiendo comprado un papel cazamoscas que no atraían a las moscas, ella misma las cazaba al vuelo y las pegaba al papel. 

Necesidad de disciplinarse por causa del Evangelio (24-27). Todos lo sabemos: triunfar en una lucha demanda disciplina. 

La vida cristiana es una batalla que libramos a diario. Vivir la vida a plenitud impone una meta que hay que conquistar. 

Para pensar. ¿Cómo sería posible volverse como borracho, estudioso, empresario o deportista para ganarlos para Cristo? 

Oración. Que nos volvamos como el Señor para ganar a los demás para el Señor.

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