Las casas de madera con certificación ecológica son una opción verde y económica. La tendencia de construir casas de madera o de adquirirlas ya prefabricadas corre paralela al gusto por lo ecológico, por las opciones naturales que además suponen un ahorro económico considerable frente a las alternativas que podemos considerar más convencionales. Como todas las alternativas a las construcciones tradicionales, también la construcción en madera tiene sus ventajas e inconvenientes. En este post vamos a valorarlos para aportar argumentos que nos ayuden a decidirnos en caso de iniciar un proyecto inmobiliario.
Las ventajas de construir una casa de madera
La madera es un material renovable que, controlado mediante una producción sustentable, la convierte en una opción ecológica. Además, frente a los materiales de construcción habituales y al proceso de construcción, supone un ahorro de dinero importante.
Tanto sean casas de madera prefabricadas o construidas in situ, el tiempo necesario para levantarlas es más corto. En el segundo caso, construir una casa de madera no llevará más de 4 ó 5 meses, y se necesitan menos operarios.
¿Y, qué hay de la solidez, una casa de madera es fiable? Si pensamos en el cuento de los tres cerditos o nos dejamos llevar por las primeras sensaciones, será fácil pensar que las casas de madera no son todo lo sólidas que debieran.
No es así, sin embargo. La madera tiene una gran resistencia mecánica. Su ligereza no impide que a su vez sea un material sólido, capaz de ofrecer la misma protección que los muros construidos con ladrillos. No olvidemos que las estructuras de madera son habituales en casas construidas a la manera tradicional, y que la elección de este material obedece a su enorme solidez.
A su solidez se le suma una gran durabilidad, mucho mayor de la que se tiende a creer. Resisten bien al desgaste producido por humedad, viento y el sol y, en resumidas cuentas, su durabilidad es prácticamente eterna.
Además, con el debido tratamiento de la madera, no suponen un riesgo mayor que las casas clásicas en caso de incendio. Muy al contrario, la madera es un material estable al fuego, que se consume muy lentamente cuando le atacan las llamas.
Gracias a tratamientos con sustancias ignífugas, la combustión no es más rápida que la de un inmueble hecho de cemento, ladrillos y hormigón. En este aspecto, también hay un gran desconocimiento, por otra parte lógico, pues son soluciones nuevas.
Su estética es otro de sus puntos fuertes, tanto en lo que respecta a al gusto personal como a la integración paisajística. Además, la posibilidad de cambiarlas de lugar, una posibilidad cuando la casa de madera es modular y prefabricada, las convierte en la opción idónea para producir el menor impacto ambiental después de trasladarlas.
La sensación de vivir en una casa de madera es sinónimo de confort y bienestar. De hecho, la madera es un material higroscópico. En la práctica, ello se traduce en una mayor capacidad de regulación de la humedad del aire interior que, junto con su poder aislante, proporciona una agradable sensación de bienestar.
A la hora de lograr la eficiencia energética, en efecto, la madera es un material interesante para aislar térmicamente la casa y ahorrar en la factura de la luz o en el uso de leña a la hora de mantenerla caliente en invierno y fresca en verano.
Potenciaremos su aislamiento térmico si recurrimos a aislantes suplementarios que también ayudarán a aislarla a nivel acústico, aunque la madera de por sí es un buen aislante contra la polución acústica, una propiedad interesante aprovechable también en el interior del hogar.
Por último, destacamos como un aspecto positivo la posibilidad de ir construyéndola de forma progresiva. Ya sea por falta de presupuesto o porque surgen nuevas necesidades, agrandar una casa de madera resultará relativamente sencillo.
Los inconvenientes de las casas de madera
Del mismo modo que podemos considerar la madera controlada como un material renovable, cortar árboles no resulta ético. Si nuestra sensibilidad sintoniza con este argumento, utilizar madera que implica cortar árboles no es una buena idea.
Quizá no tanto a nivel particular, sino como opción de consumo que implique su tala a nivel masivo. En suma, se trasciende su uso utilitario y se considera al árbol un ser vivo que hay que respetar.
A su vez, dedicar vastos espacios al crecimiento de árboles que van a utilizarse como materia prima supone utilizar recursos como el mismo terreno y agua de riego e incluso fertilizantes para acelerar su crecimiento, pudiendo dedicarse a cultivos para la alimentación humana. Eso, sin contar con la enorme pérdida de árboles que sufre el planeta, de unos 15.000 ejemplares cada año.
Frente a otros materiales, como la piedra, tiene algunas debilidades relacionadas con su poder aislante, pero solo en términos comparativos y para determinados casos, lo que no impide afirmar que la madera es un poderoso aislante térmico.
¿Y qué ocurre con las termitas, el moho y la humedad? Las casas de madera tienen este problema, pero como hemos apuntado en líneas superiores, se trata de un problema con solución.
Su durabilidad es equiparable a la de otros materiales de construcción clásicos si se la trata adecuadamente. Sobre todo, es obligado hacerlo en determinadas regiones en las que las condiciones climatológicas lo exijan. Idealmente, conviene hacerlo en todos los casos.
Bonita y diferente, así es como la ven muchos, pero también es cierto que culturalmente se asocia una casa de madera con una casa de menor calidad. Muy probablemente, pese demasiado la imagen de las tradicionales cabañas construidas con madera.
Sin embargo, nada hay más lejos de la realidad. Como puede comprobarse echando un simple vistazo a las imágenes que incluimos en este post, las casas de madera pueden ser todo lo lujosas y espectaculares que uno pueda imaginar.