lunes, 31 de julio de 2017
Tres Pasos Para La Sanidad Emocional
3:33 p.m.
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Hoy en día la gente en todo el mundo está luchando en la vida con
daños emocionales. Ellos han soportado un montón de cosas negativas, causando
un daño incalculable que necesita ser tratado, pero con demasiada frecuencia,
estas heridas son simplemente barridas debajo de la alfombra en un intento de
hacer que desaparezcan.
A través de mis propias experiencias en mi vida y de muchos años de ayudar a
los demás a través de este proceso, he descubierto que aunque Dios quiere
ayudar a aquellos que realmente quieren la sanidad emocional, hay algunos pasos
muy importantes que estas personas deben tomar por sí mismos.
Si
usted desea recibir sanidad emocional, uno de los primeros pasos que se debe
tomar es enfrentar la verdad. Usted
no puede ser liberado, mientras vive en la negación. No se puede pretender que
ciertas cosas negativas nunca le pasaron a usted.
Me he dado cuenta de que somos expertos en construir muros y guardar cosas en
la oscuridad, fingiendo que nunca ocurrieron. Pasé los primeros dieciocho años
de mi vida en un entorno violento, pero en cuanto me alejé de esa situación, yo
actuaba como si nada hubiera ocurrido. Nunca le dije a nadie lo que había
sucedido en mi vida privada. ¿Por qué no queremos que este tipo de cosas salgan
a la luz pública? Tenemos miedo de lo que la gente piense.
Tenemos miedo de ser rechazados, incomprendidos, o no ser amados por aquellos
que nos preocupan o que pudieran tener una opinión diferente de nosotros si
realmente supieran todo acerca de nosotros.
El
siguiente paso hacia la sanación emocional es confesar sus faltas. Creo que eventualmente habrá tiempo
para compartir con otra persona las cosas que nos han ocurrido en nuestra vida.
Hay algo; cuando se verbaliza esto con otra persona, pasan maravillas en
nosotros, pero use la sabiduría. Elija a alguien que usted sabe que puede
confiar.
Asegúrese
de que al compartir su historia con alguien más, usted no está simplemente
poniendo su carga sobre los hombros de esta persona.Además, no
vaya a escarbar demasiado, tratando de desenterrar viejas heridas y ofensas que
han sido enterradas y olvidadas. Cuando por fin tuve el coraje de compartir con
alguien lo que había sucedido al principio de mi vida, yo de hecho empecé a
temblar violentamente de miedo.
Fue una reacción emocional a las cosas que guardé dentro de mí durante tanto
tiempo. Ahora cuando hablo de mi pasado, es como si yo estuviera hablando de
los problemas de alguien más. Porque yo he sanado y restaurado, mi pasado ya no
me molesta más. Por último, usted debe asumir parte de la responsabilidad
personal.
Algunas
personas se encuentran atrapadas en la negación, miedo de lo
que podría suceder si los otros descubren la verdad. Pero mientras nos negamos
al pasado, nunca vamos a ser libre de él. Nadie puede ser liberado de un problema
hasta que esté dispuesto a admitir que tienen uno.
Un alcohólico, drogadicto o
alguien que ha perdido el control de su vida está condenado a sufrir hasta que
es capaz de decir: "Tengo un problema y necesito ayuda con esto."
A pesar
de que nuestros problemas pueden haber sido traídos sobre nosotros a causa de
que nos hayan hecho algo en contra de nuestra voluntad, no tenemos ninguna
excusa para dejar que el problema continúe, crezca e incluso tome el control de
toda nuestra vida.
Nuestras
experiencias pasadas pueden que nos hayan hecho lo que somos ahora, pero no
tenemos por qué seguir así. Podemos tomar la iniciativa mediante la adopción de
medidas positivas para cambiar las cosas - y podemos pedir la ayuda de Dios.
Sea cual sea su
problema, enfréntelo, considere confesarlo a un amigo de confianza, y luego
usted mismo admítalo. Enfréntese a la verdad, ¡esto puede ser el comienzo de
una vida más feliz!
Por: Joyce Meyer
No Dejes Para Mañana… Lo Que Puedes Hacer Hoy
3:24 p.m.
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La madre de Yasmín está desesperada, no consigue que su hija haga
absolutamente nada, todo lo deja para mañana y siempre tiene la misma
respuesta: “Ya lo haré”. “Acabo haciéndole la cama, recogiendo sus
cosas, ordenando su habitación, porque, si fuera por ella, lo dejaría todo sin
hacer”. Con los deberes escolares le pasa algo parecido: acaba de comenzar la
Universidad y se le acumula el trabajo, siempre entrega los trabajos a última
hora y no le da tiempo a prepararse los exámenes.
Lo que hace Yasmín,
y muchos adolescentes, se llama “procrastinación” (del
latín cras,
mañana), o lo que es lo mismo, dejar para mañana lo que hay que hacer hoy. El
postergar lo que tenemos que hacer no es tanto una cuestión de desidia, sino de
una deficiente percepción del tiempo, algo que es
normal en la adolescencia.
Se puede decir que los adolescentes no han aprendido a manejar
el tiempo como lo hemos hecho los adultos, aunque no todos, porque
también nosotros somos muchas veces presas de la procrastinación.
Un adolescente puede estar
agobiado porque le falta tiempo y, al día siguiente, perderlo inútilmente
porque cree que tiene todo el tiempo del mundo.
Cuando
un adolescente dice “Ya lo haré” no
quiere decir que no lo quiera hacer, sino que algo más importante, para él,
toma la delantera en la jerarquía de sus intereses.
Desafío: ¿Cuándo,
cómo, dónde… lo harás?
1.
Sólo hay una forma de
desafiar esa expresión y consiste en acotarla al máximo.Se trata de no caer en la
típica discusión:
– ¿Cuándo vas a
preparar la mochila?
–
¡Ahora!
–
¿Y cuándo es ahora?
–
Pues, ahora, pero espera un momento.
–
O sea que no es ahora.
–
Sí, en cuanto acabe esto
[un vídeo que está
viendo, por ejemplo].
–
Bueno, vengo después a ver si la has hecho.
El resultado suele ser que,
al cabo de un rato, la mochila sigue igual y se vuelve a iniciar
la conversación exactamente con las mismas palabras y la misma conclusión.
Para no llegar a lo mismo, debemos provocar un compromiso, es
decir, conseguir que nuestro hijo o hija se comprometa con lo que
dice que va a hacer. Ese compromiso debe contener las máximas concreciones posibles: cuándo,
cómo, dónde, con quién, etc… lo vas a hacer. Porque, cuanto más abstracto es
algo, más fácil es dejarlo para mañana.
2.
Establecer una jerarquía de
intereses.Es bueno que escriba
lo que le interesa: amigos, salidas, estudios, música, familia, deporte… y lo
ordene jerárquicamente. Pueden ocurrir dos cosas: que el orden que ha
establecido justifique dejarlo para mañana, lógicamente porque está al final
del ranking, o que exista una incoherencia entre sus intereses y sus acciones,
que también puede ocurrir.
3.
En este caso, debemos
hacerle ver la diferencia entre la coherencia y la funcionalidad. Se puede ser coherente y
no funcional, es decir, que nuestra coherencia nos lleve a una situación no
deseable, como es el caso de dejarlo todo para mañana. Si los estudios o el
trabajo los colocamos al final del ranking, tendremos dos opciones: o hacer que
suban para ser coherentes o ser incoherentes por mor de la funcionalidad, ya
que no podemos vivir sin estudiar o trabajar.
4.
Puede ocurrir también que
nuestro hijo o hija esté acostumbrado/a a que siempre lo ha tenido todo hecho, siempre hemos acabado
nosotros de hacerle la cama, recoger sus cosas, hacerle los deberes… Ahora, por
supuesto, resulta muy difícil conseguir que lo haga. Quizá no nos hemos dado
cuenta de que toda ayuda innecesaria es una limitación y no hemos acertado con
el ejemplo; no obstante, no está todo perdido, por supuesto que no, ya que
siempre se puede recomenzar, es cuestión de tenerlo claro, de quererlo y de
hacerlo desde una posición optimista. Siempre se puede reiniciar:“A
partir de ahora, las normas son éstas”. Lógicamente, es más fácil
hacerlo a los 10 años que a los 15, pero se puede, es cuestión de combinar
la exigencia con la flexibilidad y la determinación con el humor,
así como estar convencidos de que es bueno para todos, y, sobre todo, para
nuestros hijos.
5.
Toda exigencia debe
culminar en autoexigencia. Exigimos a nuestros hijos
para que acaben exigiéndose a ellos mismos. De nada sirve conseguir que hagan
las cosas bajo nuestra supervisión, si no conseguimos que las hagan motu
proprio, por propia iniciativa cuando no les estamos controlando. Para ello,
debemos ir desapareciendo poco a poco, vigilar desde la distancia, hacer que
ellos mismos controlen los resultados de sus acciones, que ellos mismos acaben
supervisándolas y no nosotros; al fin, conseguiremos que quieran hacer lo que
hacen y no que hagan lo que quieran.
6.
Fomentar el trabajo en
equipo.El trabajo en equipo
en cualquier ámbito, sea académico o deportivo, es muy positivo porque cada uno
es responsable del resultado final, de modo que si uno no cumple su cometido,
afecta a los demás. Los adolescentes que lo dejan para mañana suelen
tender al individualismo y a no implicarse en proyectos comunes, porque saben
que pueden decepcionar a los demás.
7.
Por supuesto, tener un
horario ayuda mucho. Cuanto más le cuesta hacer las cosas, más detallado ha de ser su
horario. No estamos encorsetando su creatividad, sino encauzando
su voluntad. Conforme vaya reforzándola iremos generalizando el horario,
sin hacerlo desaparecer, pues todos necesitamos uno.
martes, 25 de julio de 2017
El Poder Para Lastimar O Para Sanar
8:01 a.m.
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Quiero decirte que la lengua puede llegar a ser muy
peligrosa y ya te explicaremos qué queremos decir cuando hablamos de una lengua
peligrosa.
En la Biblia, la Palabra de Dios, el Rey Salomón que
era conocido como un hombre muy sabio, dijo lo siguiente: “A aquellos que les
gusta hablar, experimentarán las consecuencias, porque la lengua puede matar y
dar vida.” (Proverbios 18: 21)
En otras palabras, las cosas que decimos entre nosotros o cuando hablamos a
otros, tienen gran poder. Pueden ayudarnos o dañarnos.
Eso quiere decir que cuando una persona se dice a sí
misma que es una mala madre o que es tonta no le sirve de ayuda para nada pues
de tanto decírselo termina creyéndolo.
Exactamente, eso es lo que sucede. Si una mujer se
dice ciertas cosas de sí misma, comienza a creérselas. Y si nosotras creemos
algo acerca de nosotras mismas podríamos comenzar a actuar de esa manera. Así
que… es importante tener la actitud y los pensamientos correctos acerca de uno
mismo.
Algo parecido si alguien más dice cosas malas de tu
persona…
Recuerdo mis años de escuela. Tuve una compañera… Era
la más joven de todas y a veces le tomaba más tiempo que a las demás terminar
el trabajo en clase. La maestra se ponía impaciente y la retaba diciéndole:
“Apúrate, eres lenta como una tortuga.” La niña se ponía muy nerviosa, lloraba
y demoraba aún más en terminar el trabajo. Al siguiente año, nos tocó una
maestra muy amable y paciente. Ella decía a esta niña: “No te preocupes, toma
tu tiempo y ya verás que lo lograrás terminar.” Recuerdo que en el transcurso
del año esta alumna logró ser más ágil y más segura de sí misma. Gracias a las
palabras de ánimo que le daba la maestra.
Eso es un buen ejemplo de lo que hemos leído en la
Palabra de Dios, la Biblia. Lo que decimos puede dañar profundamente a otra
persona en sus emociones o puede ayudarla a superarse y crecer. Cuántas veces
hablamos sin pensar siquiera en lo que decimos. Los niños muchas veces son
crueles entre ellos diciéndose o llamándose con términos hirientes. Recuerdo lo
que nos enseñaba nuestra madre. “Si no tienes lo que decir, mejor muérdete la
lengua y no digas nada.”
La lengua está allí para que podamos hablar y comunicarnos.
Si no tenemos o no sabemos qué decir, es mejor morderla. Como hemos escuchado
en las lecciones para la vida, cuando tenemos una llaga en la lengua, se nos
quita aún el deseo de hablar. Hay personas que nos han dicho… “Mejor me hubiera
mordido la lengua… así no hubiera dicho lo que dije.”
Escuché decir a una mujer: “Debo admitir que por muchos años luché con mi
lengua. Me he metido en problemas por hablar cosas necias a las personas. Yo
quería dejar de hacer eso pero me daba cuenta que me resultaba muy difícil y a
menudo me he sentido muy desanimada por no poder controlar mi lengua. Pero un
día me puse a leer la Biblia, la Palabra de Dios y descubrí que el problema con
la lengua no era algo nuevo. Personas, mucho tiempo antes también luchaban con
ese problema. Leí en un libro de la Biblia llamado Santiago y me quedé
maravillada de lo que allí dice en cuanto al poder y peligro de la lengua.
(Santiago 3: 7-10)
“Pues fieras y aves, reptiles y criaturas marinas de toda clase pueden ser
domadas y han sido domadas por el ser humano. Pero ningún hombre puede domar su
lengua; porque es un mal incontrolable, llena de veneno mortal. Con ella
bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres que han sido
creados a la semejanza de Dios. De la misma boca sale bendición y maldición. No
puede ser, hermanos míos, que estas cosas sean así.”
¡Qué tremendo! Compara mi lengua con un animal
salvaje, un tigre o un león… Pero es una buena figura de cómo podemos lastimar
a otras personas diciendo palabras necias. Estoy segura que a todas nos resulta
difícil controlar nuestra lengua. ¿Qué piensas?
Pero,
¿sabes? Gracias a Dios no tenemos que hacerlo todo por nosotras mismas, en
nuestras propias fuerzas. Gracias a Dios nací en un hogar donde aprendí desde
niña acerca de mi Padre Celestial y de Su gran amor por mí. Desde los once años
en que lo recibí en mi vida comencé a experimentar Su poder y Su compañía
diaria. Dios siempre me acompañó y me ayudó a lograr aquellas cosas que
parecían imposibles poder lograrlas sola. Debo reconocer que cada día estoy
aprendiendo a controlar mis palabras, con la ayuda de Dios. Creo que es algo
que nos llevará toda la vida, es un aprendizaje. Cuando estamos tentadas a
decir algo que no está correcto debemos hacer algo que nos ayude- como el
respirar profundamente y pensar antes de hablar. Seguramente si nos tomamos el
tiempo para respirar profundamente evitaremos decir lo que de otro modo
hubiéramos dicho. O tendremos la oportunidad de cambiar las palabras y expresar
algo menos hiriente. Pero nuestra naturaleza humana nos traiciona a veces y de
todos modos decimos cosas inadecuadas. Cuando algo así nos sucede tenemos aún
otro recurso, y es el de pedir disculpas o decir perdóname, lo siento. Ya no
podré quitar lo que dije pero ayudaré a la otra persona a sentirse mejor.
Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar a través de la oración modelo “El
Padre Nuestro” una frase habla justamente acerca del perdón. “Y perdónanos como
nosotros perdonamos…” Jesús nos tiene paciencia porque Él sabe que nos llevará
tiempo cambiar nuestras malas costumbres. Cada vez que confesamos nuestros
errores al Señor, Él nos perdona y nos ayuda a continuar en nuestra vida. Nos
tiende Su mano amorosa y nos levanta de nuestras caídas y cosas mal hechas o
dichas.
Debemos cuidarnos en nuestra manera de hablar. La Biblia nos
advierte “Ninguna palabra torpe salga de tu boca sino la que sea buena para
edificación.” También nos dice: “La lengua tiene poder para matar o para dar
vida.” (Proverbios 18:21). Si tienes problemas con tu habla o con el uso de tu
lengua, como la mayoría de nosotras tenemos, recuerda que sólo hay Uno que
tiene poder para ayudarnos y es Jesús. No luches tú sola ya más.
A propósito de hablar correctamente quiero compartir una carta
de una oyente en Camboya donde nos cuenta cómo aprendió a usar palabras
amables. Ella nos escribió de la siguiente manera:
“Tengo 39 años y soy mamá de tres hijos. Antes de escuchar el programa Mujeres
de Esperanza, yo era una mala madre porque cuando me enojaba con mis hijos,
siempre los golpeaba y les decía palabras feas. Pero después de haber comenzado
a escuchar el programa donde enseñan acerca de Jesús, yo cambié. Aprendí a ser
paciente y me digo a mí misma… “Debes hablarle a los niños con palabras
suaves.” Honestamente el programa me ha ayudado mucho. Ahora me gusta escuchar.
Donde sea que voy llevo la radio conmigo. Por favor si pueden hacerlo más
largo, me resulta muy corto.”
Realmente es de mucho gozo saber que el programa ha ayudado a
esta mamá a hablar con palabras suaves a sus hijos. Es algo que todas las mamás
debemos aprender: Hablar con suavidad a nuestros hijos evitando así la gritería
y los enojos.
Tenemos que buscar la ayuda del Señor para que nos llene de su sabiduría y
poder para lograr cosas buenas para nosotras y para quienes nos rodean cada
día.
Dios quiere darnos dominio propio sobre nuestro carácter y sobre nuestra manera
de hablar. Podemos lograrlo cuando hablamos con el Señor por medio de la
oración.
Orar es hablar con Dios. ¿No te parece maravilloso? Quiero
decirte que para mí lo es.
Recuerdo cuando mis hijos eran pequeños y comenzaron a hablar. Era muy lindo
escucharles y tratar de adivinar qué nos querían decir y cuántas veces no
podíamos comprenderles. O cuando no conocían las palabras me indicaban con su
pequeño dedo lo que querían obtener y lo interesante es que lo lograban.
¿Te sientes como ese pequeño niño cuando le hablas a Dios?
Puede ser que luchas con las palabras correctas para expresar tu necesidad
delante de Él. Pero quiero decirte que la oración es sencillamente abrir tu
corazón con humildad y conversar con Dios. Decirle tus necesidades sin usar
palabras religiosas especiales. Dios es nuestro Padre Celestial y nos ama tanto
que desea escucharnos.
La mejor manera de aprender a orar es orando. No necesitamos entender todo
acerca de algo para poder usarlo. ¿No te parece? Yo no entiendo todo acerca de
un aparato de radio, cómo funciona o está armado pero la uso porque deseo
hablar para que otros me escuchen y aprendan acerca del amor de Dios. Si deseas
compartir con Dios lo que hay en tu corazón, aún si no sabes muy bien cómo
decirlo, debes saber que Dios te ama y desea escucharte. Como un buen Padre
interpreta lo que tú quieres decirle y está deseoso de responder a tú
necesidad.
Así que – comienza a hablar con Dios ahora mismo. Él comprende cada palabra que
dices y aquellas que no puedes decir también las sabe. Dios conoce las
intensiones de tu corazón y quiere ayudarte.
Digamos juntas: ¡Gracias Dios por darnos este privilegio de poder hablar contigo
y contarte lo que hay en nuestro corazón! Gracias por la oración y por tu oído
atento a lo que decimos y pedimos. Te amamos porque eres un Padre bueno con
nosotras y respondes conforme a tu voluntad. Oramos en el nombre de Jesús.
Amén.
Fuente:.proyectoana.org
miércoles, 19 de julio de 2017
¿Hay Alguien A Quien Necesitas Perdonar?
4:41 p.m.
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PERDONAOS
UNOS A OTROS DE LA MANERA QUE CRISTO OS PERDONÓ(Colosenses
3:13)
¿Hay alguien a quien necesitas perdonar?
El poder más grande que tienes sobre alguien que te ha
ofendido es el poder del perdón. Al decir: “Te perdono y no te lo tendré en cuenta”, las dos
partes quedan libres del vínculo negativo que existe entre ellos.
Pero hay más: también nos libramos de la carga de ser “el
ofendido”.
Cuando no perdonamos a los que nos han herido, es como si
los lleváramos encima, como una carga pesada a la espalda.
Es
fuerte la tentación de aferrarnos con rabia a nuestros enemigos y definirnos
como las víctimas de sus acciones.
El perdón no sólo libera a la otra parte implicada, ¡también nos hace libres a
nosotros!
El
perdón es el camino a la verdadera libertad.
¿Hay Alguien a Quien Necesitas Perdonar?
Ahora bien,
perdonar no significa olvidar. Aunque hayamos perdonado a alguien, el recuerdo
de lo que nos hicieron puede permanecer con nosotros durante mucho tiempo.
Se queda en nuestras emociones como una cicatriz, o
tal vez hasta en nuestros cuerpos como señal física. Pero el perdón cambia la forma en
cómo lo recordamos; cambia la maldición en bendición.
Cuando
perdonamos a nuestros padres por divorciarse, a nuestros hijos por su falta de
amor, a nuestros amigos por no haber sido fieles en tiempos de necesidad, a
nuestros consejeros por su mal consejo, a nuestro jefe por tratarnos
injustamente, entonces dejamos de sentirnos víctimas de acontecimientos que no
pudimos controlar.
El perdón nos permite retomar el
control de la
situación y no deja que ciertos hechos nos amarguen. Nada nos podrá limitar o
destruir. ¿Hay
alguien a quien necesitas perdonar hoy?
Fuente.devocionalescristianos.org
miércoles, 12 de julio de 2017
Caminemos con Jesús cada Día
5:33 p.m.
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Como mujer de valor, estás viva en él, y una
vez que reconoces ese hecho no hay vuelta atrás. Si vives en el Espíritu, cobras
vida cada vez que se cruza en tu camino una oportunidad de compartir el
evangelio.
Si
vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu.
Gálatas 5:25 (RVANTIGUA)
El escritor de Gálatas propuso un recorrido de
dos etapas para aquellas de nosotras que deseamos convertirnos en mujeres de
valor. Sugirió primero que debemos “vivir en el Espíritu”. ¿Qué significa
esto? ¿Es tu intención vivir en el Espíritu hoy?
Si “vives” en un lugar,
significa que estás “viva” en ese lugar. Quizás el lugar
en el que revives es en la iglesia. Tal vez te sientes viva en tu hogar, con
tus hijos y tu marido. O en el mundo exterior, donde realizas tu trabajo. Es
bueno saber qué es lo que te hace sentir viva. Es bueno entender cuál es el
lugar en el que vives.
Si vives en el Espíritu,
cobras vida cada vez que se cruza en tu camino una oportunidad de compartir el
evangelio que tu mente y corazón aman.
Revives con cada oración que susurras o al darle
una mano a tu vecino. Te sientes viva con el amor que Dios ha puesto en tu corazón.
Como mujer de valor, estás
viva en él, y una vez que reconoces ese hecho no hay vuelta atrás. Estás en el
camino, lista para caminar. Caminarás con sus brazos envolviéndote por el resto
de tus días. Cuando caminas en este tipo de amor, te conviertes en una mujer de
valor aun más fuerte.
Un pensamiento valioso
No debemos confiar en cada palabra que nos dicen
o en cada sentimiento que experimentamos, sino ser pacientes y cautelosas, para
ver si provienen de Dios.
Tomás
Kempis
Padre celestial, camina hoy conmigo y ayúdame a
vivir en tu dulce y amoroso
Espíritu. Guía cada uno de mis pasos para
parecerme más a lo que tú quieres que sea. Mi gozo descansa en ti. Amén
Autora: Karen Moore
Dieciseis Formas de Destruir Tu Matrimonio
5:04 p.m.
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Stormie Omartian nos comparte una
lista de errores que suelen darse en el matrimonio y que poco a poco van desgastandolo
y aún destruirlo. Una lista a la que vale la pena atender a fin de construir
matrimonios fuertes y bien consolidados.
Hay
consecuencias por violar cualquiera de las leyes de Dios —ya sea que lo hagamos
por ignorancia o sabiendo que lo hacemos.
Algunas personas creen que las leyes de Dios no se
aplican a ellas, pero eso no quiere decir que las consecuencias por violarlas
sean menos destructivas.
Tal vez crean que son inocentes de cualquier
violación de leyes, pero Dios no lo ve de esa forma. Es como la ley de la gravedad.
Puedes saltar de la ventana de un edificio de diez
pisos y negar la ley de la gravedad mientras caes, pero las consecuencias
todavía van a ser las mismas cuando llegues al suelo. Las leyes de Dios son
para nuestro beneficio.La vida es mejor para nosotros
cuando las obedecemos.
DIECISÉIS FORMAS DE DESTRUIR TU MATRIMONIO
1. Dejen de comunicarse abierta y honestamente.
2. Muestra siempre enojo, egoísmo, rudeza, y
maltrata a tu cónyuge.
3. Rehúsate a perdonar a tu cónyuge por cualquier
ofensa, no importa lo grande o pequeña que sea.
4. Dale rienda suelta a la depresión y a ser
negativo.
5. Convence a tu cónyuge que tus hijos son mucho
más importantes para ti que él (ella).
6. Trabaja lo menos que puedas, y haz lo menos
posible en tu hogar y en tu trabajo.
7. Gasta dinero en forma imprudente, y
continuamente adquiere deudas grandes.
8. Dale lugar en tu vida a las adicciones o a
hábitos irritantes, y defiende tu derecho a tenerlos.
9. No te preocupes sobre lo que tu cónyuge
necesita sexualmente mientras tanto tú consigas lo que quieres.
10. En forma habitual mira películas explícitas,
revistas o avisos, y compara a tu esposo (esposa) con las imágenes glorificadas
que ves allí, y especialmente menciona a otras personas que consideras más
atractivas.
11. Permite que tu corazón se endurezca hacia tu
esposo (esposa). Y rehúsate a decir «Lo siento», «Perdóname», o «Te perdono».
12. Pon como tu prioridad número uno a otra cosa
que no sea Dios y tu cónyuge.
13. Amenaza con divorciarte cada vez que algo que
debe ser resuelto se interpone entre ti y tu cónyuge.
14. Ten una aventura amorosa, o una obsesión en tu
corazón sobre otra persona que no sea tu esposo (esposa).
15. Vete del hogar y no trates de reconciliar las
diferencias.
16. Ríndete y rehúsate a creer que Dios es un Dios
de milagros que puede restaurar el amor y la esperanza.
Fuente:.sigueme.net
Características Empresariales De Un Emprendedor
4:51 p.m.
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El emprendedor que quiere llevar a la
práctica un proyecto de negocio debe estar consustanciado con la actividad que
va a desarrollar.
No lo guía
solamente la idea de ganar dinero. Hay estímulos que movilizan a las personas
para ser empresarios, como por ejemplo: