El asunto estaba claro, el paciente estaba muy
mal!, el doctor dijo: “ya nada hay que hacer, no tiene fuerzas, no tiene ganas de vivir, no hay nada que hacer, está listo para morir…su fatal
enfermedad: El desánimo.”
Te has sentido así últimamente?, desanimado porque
no puedes salir de problemas, o porque no mejora tu situación, o bien ya no
puedes cambiar tu realidad?
Pues te cuento que no has sido solo tu. Todos
hemos vivido esa triste experiencia. El desámino carcome nuestros sueños, nuestros
anhelos, y nuestras fuerzas. La “realidad” que nos rodea no siempre es la que
deseamos, es más, cada día esperamos que cambie, para poder “vivir feliz”.
Pero cuál es la cura cuando “no sentimos nada”?;
cuando el desánimo ha llenado nuestras venas y estamos a punto de morir?. Entre
la soledad y la depresión, hemos vivido todos los días, y nuestra mente se ha
alimentado de mentiras..que hacemos?, donde acudimos?… estamos muriendo en silencio!!…
“Cuando no hay nada más que hacer” escuchamos: “No
temas, porque YO estoy contigo!, no desmayes, porque YO soy tu DIOS que te
esfuerzo; SIEMPRE (no algunas veces o cuando Él quiera) te ayudaré, SIEMPRE te
sustentaré con la diestra (derecha: que es Jesús) de mi Justicia”.
Recuerda todos los días: “Él da esfuerzo al
cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Pero los que esperan
a Jehová, tendrán nuevas fuerzas (los que esperan solamente a Él, si esperas en
otras cosas o personas, seguirás cansado y no verás esta promesa hecha realidad
en tu vida); levantarán alas como águilas; correrán y no se cansarán; caminarán
y no se fatigarán.”
Entonces: “Porqué voy a desanimarme y estar
preocupado?, mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando!,
Él es mi Dios y mi Salvador.”
¿Cómo puedo controlar el desánimo?
Así dice el Señor: «Cuando a Babilonia se le hayan cumplido
los setenta años, yo los visitaré; y haré honor a mi promesa en favor de
ustedes, y los haré volver a este lugar.11 Porque yo sé muy bien los planes que
tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a
fin de darles un futuro y una esperanza.” Jeremías 29:10-11 NVI
Jeremías 29:11 es el texto favorito de muchos, pero
el contexto en el que se encuentra le da aún mayor significado si cabe.
Aparece en medio del mensaje del profeta. El
pueblo de Israel iba a pasar un largo período de tiempo en el exilio (70 años),
lejos de su hogar como resultado de la disciplina de Dios. Después de esto,
Dios los haría regresar a su país. En otras palabras, Dios tenía un plan para
el futuro.
Nuestra pecaminosidad demasiado a menudo nos lleva
a lúgubres situaciones y sentimientos de desesperación. Pero debemos recordar
que la desesperación no proviene de Dios. Dios es el Autor de la esperanza.
Incluso el exilio, con su triste figura, era parte del plan de Dios a largo
plazo. Y sus planes eran buenos.
Si estás enfrentando una situación de desesperación, puedes estar heredando los resultados de las decisiones o
actos pecaminosos de otras personas. Puede que estés cosechando tus propias
malas consecuencias. Puede que aún no hayas descubierto la esperanza que está fundada en el amor de Dios
por ti a través de Jesús. Rechaza la desesperación y busca el plan de Dios, y
sus esperanzas, para tu vida.
Fuente. sitiodeesperanza.com
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