Otro hallazgo es que las parejas felices hacen
continuos esfuerzos para evitar que los conflictos cotidianos se desborden. El
sentido del humor es un elemento clave para el éxito en estos casos. Gottman
ilustra la afirmación con un ejemplo real en el que un matrimonio planea
comprar un vehículo.
John Gottman,
psicólogo de la Universidad de Washington, donde dirige el Laboratorio de
Investigación de la Familia, lleva años buscando las claves de los matrimonios
que tienen éxito.
Los resultados de su estudio son la base del libro The Seven Principles for
Making Marriage Work, que, según Gottman, es un mapa científico de la felicidad
matrimonial. La revista Newsweek (26-IV-99) publica un reportaje del que
seleccionamos algunas conclusiones.
Cuando Gottman empezó a interesarse por las relaciones conyugales descubrió que
sólo se estudiaban los problemas matrimoniales. Entonces pensó que sería mejor
estudiar los matrimonios que funcionaban, porque podrían aportar mucha más luz
a la cuestión de la felicidad. Empezó así "la dura tarea de cuantificar
intangibles", como la emoción, el desinterés o el enfado, a través de
instrumentos que controlan la tensión arterial, el ritmo cardiaco, las
expresiones faciales, etc. El resultado es un "mapa emocional".
El psicólogo, de 56 años, reconoce que los resultados no tienen la categoría de
conocimiento empírico sólido. Pero desvelan conductas que contribuyen a mejorar
la felicidad matrimonial y que funcionan en otras parejas.
Curiosamente, las riñas no son los sentimientos más destructivos para el
matrimonio. Los auténticos demonios (Gottman los llama los Cuatro Jinetes del
Apocalipsis) son la crítica, el desprecio, estar a la defensiva y encerrarse en
uno mismo. En sus estudios señala que las parejas felices tienen un conocimiento
profundo del "mapa sentimental" del cónyuge, que les ayuda a
"conducir" sorteando los obstáculos.
Sus investigaciones niegan las bases de la mítica relación entre Marte y Venus,
es decir, la idea de que hombres y mujeres proceden de dos mundos emocionales
muy distintos. Según sus estudios, las diferencias de género pueden contribuir
a que haya problemas matrimoniales, pero no son la causa.
Prácticamente el mismo porcentaje de los hombres y mujeres que entrevistó
contestaron que la calidad de la amistad entre los esposos es el factor más
importante de la satisfacción matrimonial.
Gottman señala que existen dos épocas delicadas durante el matrimonio. La
primera incluye los 7 primeros años. Según el psicólogo, hay un elevado número
de divorcios después de una media de 5,2 años de matrimonio. La siguiente época
peligrosa es la que va de los 16 a los 20 años de matrimonio: también hay
muchos divorcios después de pasados 16,4 años.
Otro hallazgo es que las parejas felices hacen continuos esfuerzos para evitar
que los conflictos cotidianos se desborden. El sentido del humor es un elemento
clave para el éxito en estos casos. Gottman ilustra la afirmación con un
ejemplo real en el que un matrimonio planea comprar un vehículo.
Ella quiere un monovolumen y él un todoterreno. En medio de los gritos, la
esposa se pone en jarras y saca la lengua a su marido, imitando al hijo de
cuatro años. La pareja se echa a reír y la tensión se esfuma.
Los matrimonios felices construyen lo que Gottman denomina "una casa con buenos
cimientos matrimoniales", en la que ambos trabajan juntos y aprecian lo
mejor del otro. En todo matrimonio hay dos tipos de problemas: los remediables
y los irremediables, que pueden provocar la falta de entendimiento.
Gottman afirma que el 69% de los conflictos se deben a los problemas
irremediables, pero los matrimonios felices se las arreglan para que no
destruyan los cimientos. El nacimiento del primer hijo suele ser un momento
delicado, pero también muy idóneo para "apuntalar la casa". Las parejas
felices son las que saben pasar de ser sólo esposos a ser también padres,
viéndose como un equipo que comparte las obligaciones domésticas y el cuidado
de los hijos.
En cuanto al segundo aspecto, apreciar lo mejor del otro, el equipo de Gottman
habla de la "terapia de la aceptación". Consiste en ayudar a las
parejas a aprender a vivir con los aspectos del carácter del cónyuge que,
sencillamente, no van a cambiar nunca. De esta manera, consiguen amarse por lo
que tienen en común y, además, por lo que los hace complementarios. Según los
investigadores, "en las terapias de comportamiento nos encontramos una y
otra vez con que en la base de los problemas hay falta de voluntad para aceptar
las diferencias".
Fuente: sigueme.net
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