viernes, 20 de julio de 2018

Nuestra Fuerza Proviene De Dios - Reflexión

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Después de perseverar por diez días en ayuno y oración, los discípulos por fin estaban recibiendo el anhelado Espíritu Santo cuya manifestación fue como un viento recio o huracanado, pero que al llegar sobre ellos se asentó en lenguas como de fuego.
NUESTRA FUERZA PROVIENE DE DIOS

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Durante el tiempo del ministerio terrenal del Señor Jesús, que abarcó desde Su bautismo en agua hasta Su ascensión al cielo, un período de tres años y medio, nadie recibió el bautismo en el Espíritu Santo.

Pero al culminar Su ministerio terrenal, Jesucristo no quiso dejarles el gran vacío de Su ausencia, y por esto reunió a Sus discípulos y les dijo: “Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7).

Jesús definió al Espíritu Santo como el Sublime y gran Consolador, del término griego “paracleto”, y significa alguien que viene a nuestro lado para auxiliarnos. Cuando conocemos personalmente al Espíritu Santo, nos damos cuenta de que es el ser más extraordinario del mundo y que no existe nada que se pueda comparar con Él.

Jesús les dijo que si Él se iba, no los dejaría solos ni huérfanos, sino que les dejaría alguien para ayudarles. Así como el Señor Jesús fue tan real cuando estuvo en la tierra que la gente podía tocarlo, verlo, y oírlo, de igual modo, el creyente debe aprender a experimentar la presencia del Espíritu Santo en su vida.

El Señor ya lo había dicho: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado” (Juan 7:38-39).

Después de perseverar por diez días en ayuno y oración, los discípulos por fin estaban recibiendo el anhelado Espíritu Santo cuya manifestación fue como un viento recio o huracanado, pero que al llegar sobre ellos se asentó en lenguas como de fuego.

Inmediatamente empezaron a adorar en otras lenguas, en idiomas que no habían conocido hablaban sobre las maravillas de Dios (Hechos 2:1-4). En respuesta a la inquietud de algunos que decían que esto era por causa de la embriaguez, Pedro dio una poderosa disertación en la unción del Espíritu Santo, y al terminar el mensaje la gente, muy compungida en su corazón, le preguntaban:

¿Qué debemos hacer? “Pedro les respondió: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). Aquel día, tres mil judíos se convirtieron al cristianismo por causa de la unción del Espíritu de Dios que operaba a través de las vidas de Pedro y de Juan.

ALGO EN QUÉ PENSAR

Soy el pastor Carlo de Filipinas, y desde que mi iglesia entró en la visión G12, cosas milagrosas han ocurrido; una de ellas sucedió en el mes de diciembre del año 2008 cuando invité a uno de mis discípulos a asistir a una convención en la ciudad de Manila, donde el pastor Castellanos estuvo presente, y en la cual Dios obró transformando la vida de este hombre.

Impactado por lo que vivió en aquella convención, al regresar a su provincia, el Señor puso en su corazón el deseo de comenzar una iglesia, y aunque él tenía muchas dudas antes de hacerlo, ocurrió algo que las disipó todas.

Él es médico de profesión y una mañana mientras estaba en la clínica llegó una mujer con el rostro de color azul, no tenía pulso, su corazón no latía y había saliva saliendo de su boca, médicamente estaba muerta. Sin embargo, él le dio respiración boca a boca, le empujó el pecho, y aplicó todas las técnicas médicas para este tipo de casos, pero ella no reaccionó.

En aquel momento el Señor empezó a hablarle, y le dijo: “Ora en el nombre de Jesús”, y comenzó a orar en su mente porque temía que lo escucharan. Luego oyó al Señor diciéndole: “Ora usando tu voz”, así que pronunció suavemente el nombre de Jesús, pero nada sucedía.

Finalmente, el Señor le dijo: “mira”, y de inmediato él levantó su voz y lo dijo en fe: “¡en el nombre de Jesús!” Al instante, esta mujer abrió sus ojos, y mi discípulo, atónito por lo que había sucedido, le rogaba a aquella dama que no se levantara hasta cerciorarse de que se encontraba en perfecto estado. En efecto, fue un gran milagro, despertó como nueva, el Señor la había resucitado.

Pero no todo terminó allí, fue aún mejor, el esposo de aquella mujer se había marchado del hospital porque pensó que su esposa ya estaba muerta, él no sabía que había resucitado.

Entonces, recibió una grata llamada, a través de la cual se entera de lo que sucedió, y decide regresar al hospital; al ver a su esposa completamente sana, el nombre Dios fue glorificado, esta pareja fue a la iglesia y entregaron sus vidas por completo al Señor.

ORACIÓN

Amado Jesús, Tú eres el único que puede llenarme del Espíritu Santo. Que hoy halle gracia delante de Tus ojos y me concedas la plenitud de Tu Espíritu en todas las áreas de mi vida. Espíritu de Dios, ven y toma Tu lugar en mi corazón, haz que mi vida sea Tu templo, para que a través de todos mis actos yo pueda glorificarte. Amén.

DECLARACIÓN

“Mi debilidad Él cambió en poder, y mi espíritu renació cuando recibí al divino Consolador”.


Bienvenido A La Gran Aventura



Toda persona que esté considerando o que ya esté involucrada en el ministerio con los jóvenes debe entender tres cosas básicas:

1. El sentido de importancia.

En otras palabras, entiendes la importancia de hacer una inversión en la vida de los jóvenes. ¿Estás seguro, en tu mente y corazón, de que vale la pena servir en el ministerio con los jóvenes? ¿Entiendes bien que es muy importante ayudar a los jóvenes? 

¿Te importa realmente los jóvenes? El verdadero reto radica en el valor que tú mismo consideres que tiene el trabajo entre los jóvenes. Los jóvenes de hoy enfrentan problemas que ni siquiera los adultos deberían enfrentar. No creo que exista una situación más difícil que la de enfrentarnos con los problemas, las presiones y las filosofías que los jóvenes enfrentan hoy. Es importante invertir en la vida de los jóvenes, porque ellos necesitan ayuda desesperadamente.

2. El sentido de incapacidad.
Tú entiendes que no es por tus propias habilidades, dones y talentos que este ministerio se puede hacer. ¿Te sientes incapaz de llevar a cabo el ministerio juvenil? Excelente. Ninguno que se sienta capaz en sí mismo debe hacerlo porque tarde o temprano fracasará. Reconoce que el asunto no es que puedas o no, sino que Dios quiere que lo hagas. 

¡Qué emocionante es saber que si yo no puedo Dios sí puede! ¡Qué emocionante es saber que Dios desea usar personas sencillas, personas sin grandes habilidades, personas que dependan de Él! Nuestra única dependencia debe provenir de Dios.

3. El sentido de convicción.
No tengas la menor duda de que van a suceder grandes cosas. Te hace falta soñar que verás vidas jóvenes transformadas por el poder de Dios. Si crees que Dios puede hacer grandes cosas con la vida de los jóvenes de tu iglesia, bienvenido a la aventura de tu vida. En el ministerio juvenil se requiere estar dispuesto y disponible.

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrifico vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:1-2

Lo que Pablo nos está retando a hacer es morir a nuestros deseos, sueños, ilusiones y planes. Dios quiere de ti y de mí una entrega tal que no quede nada para mí. Pablo dice “no os conforméis a este siglo”. La palabra conformar tiene que ver con no adoptar la forma del mundo, no amoldarme a las formas o moldes del mundo. 

Lógicamente es mucho más fácil adoptar las formas del mundo, sus costumbres, y mundanalidades, que mantenernos en el centro de la tensión entre lo bueno y lo malo. Es más fácil moldearse a lo que la mayoría está haciendo, que ser diferentes.

Pero lo que Dios desea de nosotros es luz, sal, no conformismo. ¿Cómo nos hemos ido moldeando al mundo? ¿En qué áreas de nuestra vida no se ve ninguna diferencia entre los patrones del mundo y las verdades poderosas de Dios?. Tú y yo debemos morir para que Cristo pueda vivir en nosotros y reinar en nuestras mentes y corazones. La forma de hacer esto es orar diariamente: “Entrego mi voluntad a Dios y permito que el Espíritu Santo me controle con su poder.”

¿Qué quiere Dios de mí para mañana? Mi obediencia de hoy determina su guía para mi vida mañana
Nunca me gustó estudiar. Las matemáticas, en especial, me daban alergias. Aún hoy, con solo escribir la palabra, siento que me pica la piel. En una ocasión mi maestro de matemáticas llegó al aula y de tarea para el día siguiente nos pidió: “Para mañana quiero los capítulos 1, 2, 3, 4, 5, 6 y si les da tiempo terminen el 7”. Inmediatamente pensé: “Este maestro de matemática no entiende que mi responsabilidad principal de niño es jugar”.

Sin dudar por un segundo formulé un plan para evitar que tuviéramos que hacer la tarea y que involucraría a toda mi clase. Convencí a todos mis amigos de que nadie hiciera la tarea basándome en el razonamiento de que el maestro no iba reprobarnos a todos. La aprobación fue unánime.

Al día siguiente entré a la escuela como todo un héroe. El maestro entró a la clase y luego de pasar lista comenzó a preguntar si habíamos hecho la tarea.

Todos dijeron NO.
¿Por qué NO? - Preguntó el maestro.
- Entonces me puse de pie y como un triunfador contesté: ¡Porque nadie la hizo profesor!
- “Mal de muchos, consuelo de tontos.” Dijo el profesor y tomándome de la oreja me paró al frente de la clase.

“Todos lo están haciendo”, “todos tienen novios no cristianos”, “todos se meten en deudas”, “todos ven pornografía”, “todos mienten o roban”,...
“Mal de muchos consuelo de tontos” decía mi profesor de matemáticas y Dios nos dice “No os conforméis a este siglo, no hagan nada porque otros lo están haciendo”.

Sean la luz, sean la sal de este mundo, sean diferentes, no se acomoden a los patrones de este mundo. Recordemos el primer y segundo principio:
1. Digo “NO” a mi voluntad y digo “SÍ” a la voluntad de Dios.

2. Rehúso moldearme a la forma de este mundo.
Pablo sigue presentándonos una verdad increíble “..transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento. Este pasaje es eco del Salmo 119:9 “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”. Y en el versículo 11 del mismo capítulo: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”.

La palabra transformaos es la palabra metamorfosis. De gusano a mariposa. ¡Qué palabra tan apropiada! Esta transformación solamente vendrá como resultado de la inversión de tiempo conociendo al Dios de la palabra a través de la palabra.

¿Entendemos que nuestro llamado en la vida no necesariamente es servir en un ministerio de jóvenes, sino conocer a Dios y darlo a conocer?

Tomado del libro: Soy líder de jóvenes
Editorial: Unilit

miércoles, 4 de julio de 2018

Una Mujer Con Oportunidades Maravillosas

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Un mensaje para la mujer de hoy. Tengo una hermana que siempre me expresa su inquietud acerca de si estará haciendo lo que Dios desea que haga. Realmente es una mujer de oración muy fiel.


Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto, manteniendo la conciencia limpia, para que los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo, se avergüencen de sus calumnias. 1 Pedro 3:15–16

¡Caramba! ¡Qué pasaje más maravilloso! Tenemos la bendición de una oportunidad inmensurable casi a cada momento. ¿Cuál es esa oportunidad? Es la posibilidad de llevar esperanza a la vida de alguien más. Como mujer de valor, tu esperanza en Cristo es clara como el cristal. Es evidente en todo tu ser. Está ahí porque lo honras en todo lo que haces.

¿Cómo logras esto? Estando pronta para compartir tu corazón, pensamientos y fe cuando alguien pide ayuda, y a veces, aun cuando no la pide con palabras, sino con sus actos. Haces brillar tu luz y con bondad y respeto iluminas tu entorno de modo tal que otros pueden ver tu esperanza permanente. Mientras más haces esto, más oportunidades gozosas te brinda Dios.



Tengo una hermana que siempre me expresa su inquietud acerca de si estará haciendo lo que Dios desea que haga. Realmente es una mujer de oración muy fiel, que dobla sus rodillas casa vez que la adversidad golpea su vida.

Luego de decirme lo que debería hacer, me comenta sus historias personales al testificar del amor de Dios a algún compañero de trabajo y de la bendición evidente que sobrevino a partir de las palabras que ella compartió. Eso es aprovechar una oportunidad y crear un momento para que Dios pueda actuar.

Compartes tu historia y la historia de Cristo y alguien querrá conocer más al respecto. Ese es el ministerio del amor. Una mujer de valor es una ministra constante, abrazando a otros, compartiendo su bondad, honrando a Dios. Seamos todas hermanas en ese aspecto.

Fuente:.sigueme.net

La Familia Y El Perdón - Sanidad Interior

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Estoy destrozada, me ha hecho tantas cosas y ya me cansé de perdonar. Quiero cambiar mi vida, quiero ser feliz y no puedo, solo lloro y lloro. Tengo a mi Dios que me ha dado tantas cosas. . . salud, una hija preciosa, tengo mi propia casa, tengo trabajo.

Tengo veintidós años de casada. Tengo una hija de 10 años a la que amo. Mi esposo me fue infiel hace siete años y desde ahí mi vida se murió.

Lo perdoné, mi vida mejoró un poco; pero él no cambió, era muy grosero conmigo y con cualquier pleito nos dejaba. Ahora no está conmigo desde hace como un año, y tiene otra mujer.

Estoy destrozada, me ha hecho tantas cosas y ya me cansé de perdonar. Quiero cambiar mi vida, quiero ser feliz y no puedo, solo lloro y lloro. Tengo a mi Dios que me ha dado tantas cosas. . . salud, una hija preciosa, tengo mi propia casa, tengo trabajo.

¿Qué más puedo pedir? Le doy gracias a Dios por eso, pero no puedo salir de esto. Ya me cansé de tomar antidepresivos, quiero vivir porque me siento desolada.

Quiero salir de este hueco y olvidar a mi esposo, para poder seguir con mi hija adelante, pero solo pienso en mi esposo y más me hundo.
—SOLEDAD

SIN PERDÓN, MORIMOS por dentro. Con él, aun cuando los recuerdos sigan en nuestra mente, al menos, podremos empezar a mirar hacia adelante.

A pesar del gran amor que tenemos por nuestra familia, muchas veces, perdonar es difícil. Tal vez nos han tratado mal o han despreciado nuestro amor y cuidado.



Lo cierto es que debemos perdonar incluso cuando la otra persona no se arrepienta o no cambie de actitud. Por lo general buscamos excusas como: «Si tan solo dejara ese estilo de vida (o las drogas o el licor)», o bien, «Si dejara a ese hombre (o mujer) que parece estarle succionando la vida».

No obstante, debemos hacerlo a pesar de que no haya evidencia de cambio alguno. Esto no significa que mantengamos una actitud pasiva ante el abuso, la humillación o la agresión. Más bien, si perdonamos, elevamos nuestra dignidad y esta nos permite tener la firmeza necesaria para parar el abuso.

Lo contrario al perdón es el rechazo. Este casi siempre trae consigo aislamiento, amargura y un fuerte distanciamiento. Un joven escribió a sus padres a fin de informarles que se iba a casar con su prometida, con su consentimiento o sin él.

Puede ser que este joven haya sido bastante terco e insensible, pero aun así, la carta que recibió de su padre lo dejó sin aliento. Decía: «No te preocupes por invitarnos a la boda: ya no tenemos hijo». Esto jamás se debe expresar, porque podríamos lamentarlo por mucho tiempo (si no, para siempre).

El perdón debe darse a pesar de las heridas profundas, los sueños frustrados o las promesas rotas. Sin el perdón, no hay esperanza para la reconciliación con la familia. Es posible que sea difícil perdonar a alguien que hiere demasiado, pero hacerlo es algo que libera el camino para la reconciliación.

Hay dos definiciones de perdón que deben tenerse presente para comprender en qué consiste. Tony Campbell expresó: «El perdón no es un beneficio que le confiero a otra persona, es una libertad que me doy a mí mismo», y el doctor Archibald Hart señaló: «Perdonar es renunciar al derecho de herirte porque me has herido».

Solo cuando en realidad renunciamos a nuestro derecho de tomar venganza, de señalar y juzgar, hemos perdonado con sinceridad. Todos debemos luchar por alcanzar esta libertad y, al hacerlo, aumentamos nuestra capacidad de amar.

Existen personas a las que el perdón se les dificulta en gran medida. El problema es que se resisten a dejar la ofensa en el pasado. Es frecuente que estos individuos no puedan reconocer el daño y el desgaste que sufren por conservar su «orgullo».

La falta de perdón ocasiona que la amargura, el rencor, el enojo, el dolor y la frustración estén presentes de forma constante; por eso la persona que se encuentra atada a esos sentimientos negativos no es libre en sí y, en la medida en que permanezca en esa posición, se deterioran su salud y su vida emocional.

El perdón no es fácil de comprender. Por lo general estamos esperando «sentir el deseo» para otorgarlo. Sin embargo, más allá de sentir, está la decisión de renunciar al derecho que creemos tener de vengarnos por lo que nos han hecho.

Es optar por ser libres de los sentimientos que se quedaron atrapados en un pasado distante.

No obstante, a pesar de todos los beneficios que reconocemos en el perdón, además de que no es fácil de comprender, tampoco es fácil de otorgar. Se requiere voluntad, decisión y perseverancia para sostenerlo en el tiempo.

El perdón es un proceso, y la señal más contundente de que este proceso ha dado su fruto se hará evidente cuando un día nos sorprendan los recuerdos de lo ocurrido y ya no experimentemos dolor.

Sin lugar a dudas, ante una ofensa, el perdón es la única forma de amar y restituir lo negativo; porque de lo contrario, no hay reencuentro y, mucho menos, armonía. El perdón es la única forma de ser libre de la amargura y del rechazo.


Fuente: .sigueme.net