miércoles, 29 de mayo de 2019

Los Padres Como Espejo Para Los Hijos

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¿Sabías que los padres son responsables de lo que sus hijos creen de sí mismos, y que esto empieza desde el momento en que nacen?

Los niños creen 100% en sus padres, y son su primera figura a imitar. Para ellos papá y mamá son lo MÁXIMO, hasta que les demuestren lo contrario. Y es que ellos son seres tan frágiles que con sólo una de tus palabras, o una acción involuntaria de uno de sus padres, pueden lastimar su corazón.

En este artículo aprenderemos el poder que tienen los padres sobre la autoestima de sus hijos.
¿Has visto a tu hijo llorar con tanto sentimiento sin razón, por algo que paso contigo, que hasta el aire les falta, y no has querido llorar con ellos?, y aunque lo abraces y acaricies, podrás detener su llanto, pero no el dolor que hay en su corazón.

Las palabras y acciones tuyas pueden destruir el futuro de tu hijo, él será quien le dijiste que es, si le has dicho que es un campeón, entonces será un campeón, pero si por el contrario cuando derramó la leche o quebró un vaso, le dijiste “inútil”, has creado en él un sentimiento de fracaso que si no lo detienes a tiempo, tu hijo empezará a fracasar en todo.

Los niños aprenden 100% lo que viven, lo que ven, lo que se les dice, y eso es lo que ellos demostrarán a los demás. Si tu hijo se siente amado, aunque tú no estés a su lado, se sentirá seguro porque sabe que sus papás lo aman y están ahí, aunque no estén presentes. Esto se logra diciéndoselo, abrazándolo, y demostrándolo en todo cuanto hace.

Has visto a un niño de 3 años, cuando hace cualquier cosa insignificante para uno, como pararse en un pie y decirte mami mira, él espera ver tu reacción, si en lugar de alabar su acción lo regañas y le dices que estas ocupado, nunca más te ensenará algo que haga por simple que sea, si por el contrario lo felicitas y le dices ?Wao!, verás que te seguirá mostrando sus hazañas, que aunque para ti sean simples, para él es uno de los mayores descubrimientos y que a la vez está desarrollando su capacidad motora.

¿Quieres darte cuenta si en tu casa hablan a gritos?, escucha cómo habla tu hijo, si habla a gritos es porque no le estas prestando la atención necesaria y esa es su manera de lograrlo o que esta acostumbrado a un ambiente hostil. En cambio si ves que tu hijo te llama la atención cuando subes el tono de voz con tu pareja o hacia ellos, quiere decir que no está acostumbrado a esto, y le desequilibras su entorno.

¿Quieres entonces que tu hijo sea un triunfador y sobre todo un niño FELIZ?, pues lo será siempre que tú estes ahí para ayudarle a limpiar la leche cuando la tire al suelo, para recoger los vasos rotos.

Lo será si estás ahí para alabar sus hazañas, para secar sus lágrimas cuando se de por vencido, para animarle a continuar y a terminar lo que ha empezado, para decirle que lo amas y que es el mejor regalo que Dios te ha dado.

Entonces sólo así tu hijo podrá decir “soy lo que soy, gracias a quien me lo enseñó”, y podrá salir adelante en las situaciones que se le presenten por más difíciles que sean.

Te invito a que esta noche, vayas a la cama de tu hijo, y mires lo indefenso que es, y sientas la paz que te transmite cuando esta dormido, y ahí frente a su cama, pregúntate, ¿Qué está aprendiendo mi hijo de mí?, y ora de la siguiente manera: Agradece a Dios por tu hijo, por este regalo precioso que te ha dado, sea en las circunstancias que fueran, es un regalo de Dios para tí. Pide perdón a tu hijo por cada palabra y acción que lo hirió, y pídele a Dios que sea Él quien te guíe de ahora en adelante.

Haz lo que hizo Abraham con Isaac en Génesis 22, entrégaselo a Dios y que sea Él, el encargado de guiarte en la educación de tu hijo. ¡Quien mejor que Dios, que tanto nos amo que entregó a su hijo único, para salvarnos!. (leer Juan 3:16)

A partir de ahora, recuerda que todo lo que tu hijo aprende, es lo que vive y que tu eres responsable en gran parte de esto. Y tu hijo enseñara a sus hijos lo que el aprendió.

Autor: Andrea Carrillo, 

Ahora O Nunca: Dedícale Tiempo A Tu Padre

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Mi padre se levantó cada mañana a las 5:30 a.m por 52 años, excepto el domingo, para ira a trabajar. Por 52 años estuvo de vuelta a las 5:30 p.m., como reloj, para cenar a las 6:00 p.m.

Todo lo que pedía de mi como su hija, era sostener su martillo mientras reparaba algo, para que pudiésemos tener un tiempo para conversar. 

Nunca vi a mi padre regresar enfermo del trabajo, ni tampoco tomarse una siesta. No tenía entretenimientos más allá de cuidar de su familia.

Por 22 años, desde que dejé el hogar para ir a la universidad, mi padre me llamó cada domingo a las 9:00 a.m. Siempre estuvo interesado en mi vida, sobre cómo le iba a mi familia, y nunca le oí quejarse de su vida.

Hace nueve años, cuando compré mi primera vivienda, mi padre de 67 años, invirtió ocho horas al día por tres días en el intenso calor de Kansas, pintándola. 

No me dejaba pagarle a alguien que lo hiciera. Todo lo que pedía era un vaso de té frío, y que le sostuviese la brocha de pintura para poder conversar conmigo. Pero yo estaba demasiado ocupada, tenía una práctica legal que ejercer, y no podía disponer del tiempo para sostener una brocha o hablar con mi padre.

Hace cinco años, a la edad de 71, otra vez en el sofocante calor de Kansas, mi padre invirtió cinco horas armando un columpio para mi hija. De nuevo, todo lo que pedía era que le llevase un vaso de té frío y le hablase. Pero nuevamente yo tenía ropa que lavar y una casa que limpiar.

Una llamada me llegó a las 4:40 p.m., ese día: mi padre estaba en el hospital en Florida con un aneurisma. Tomé un avión de inmediato, y mientras iba en camino, pensé en todas las veces en que no había tomado el tiempo para hablar con mi padre. Me di cuenta que yo no tenía idea de quién era él o cuáles eran sus más profundos pensamientos.

Decidí que al llegar, le compensaría por todo el tiempo perdido y tendría una conversación larga y agradable con él para realmente conocerle. Llegué a Florida a la 1 a.m.; mi padre había muerto a las 9:12 p.m. Esta vez fue él quien no tuvo tiempo para hablar conmigo o tiempo para esperarme. En los años desde su muerte he aprendido mucho acerca de mi padre, y aún sobre mí misma. 

Como padre nunca me pidió nada excepto mi tiempo; ahora tiene toda mi atención, todos y cada uno de mis días. 

Nos cuesta a veces darle el tiempo precioso a quién realmente se lo merece. Sin duda esas personas no nos niegan el suyo. Vamos hoy a decdicarle tiempo a quien se lo merece. 

Acuérdate de los tiempos antiguos, Considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán. Deuteronomio 32:7.


Fuente: sitiodeesperanza.com

jueves, 9 de mayo de 2019

En El Camino - Reflexión

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“Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.”  Lucas 24:15

¿Cuál es tu rumbo? La vida es en sí alcanzar un propósito determinado. Parece que las dos personas que se dirigían a Emaús perdieron su rumbo cuando Jesús murió. Tenían esperanza en que el hijo de David iba a redimir a Israel, pero con su muerte creyeron que todo había llegado a su final, aunque sabían que ya estaban en el tercer día del cual el Maestro les habló.
Jesús se acercó a estas personas y les preguntó sobre que hablaban. Uno de ellos, Cleofas, estaba asombrado porque ese forastero no conocía todo lo que había sucedido en Jerusalén, por lo que al no reconocer al Maestro, le hablaron de Jesús, poderoso en palabra y obra, de cómo fue entregado a las autoridades y crucificado, cómo las mujeres vieron la tumba vacía y que no hallaron el cuerpo.
Mientras caminaban, Jesús les tuvo que recordar todo lo que los profetas de la antigüedad predijeron. Cuando llegaron a la aldea a la que ellos iban, Jesús hizo como si tuviera que ir a otro lugar, pero ellos lo invitaron a su vivienda como muestra de hospitalidad porque ya anochecía.
“Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.” 
Cuando el forastero desapareció se dieron cuenta de que todo el tiempo se trató de Jesús ¡Él estaba vivo! Salieron del lugar y retornaron a Jerusalén para reunirse con los once discípulos.

Que los problemas de la vida no nublen tu fe en Dios y en su Palabra que es fiel y se cumple, ten la mirada puesta en Jesús, Él siempre te acompaña en tu caminar diario, aunque no lo puedas ver.
Fuente. cristojuvenil.com.do