“Sucedió que mientras hablaban y discutían
entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.” Lucas 24:15
¿Cuál es tu rumbo? La vida es en sí alcanzar un propósito
determinado. Parece que las dos personas que se dirigían a Emaús perdieron su
rumbo cuando Jesús murió. Tenían esperanza en que el hijo de David
iba a redimir a Israel, pero con su muerte creyeron que todo había llegado a su
final, aunque sabían que ya estaban en el tercer día del cual el Maestro les
habló.
Jesús se acercó a estas personas y les preguntó sobre que
hablaban. Uno de ellos, Cleofas, estaba asombrado porque ese forastero no
conocía todo lo que había sucedido en Jerusalén, por lo que al no reconocer al
Maestro, le hablaron de Jesús, poderoso en palabra y obra, de cómo fue
entregado a las autoridades y crucificado, cómo las mujeres vieron la tumba
vacía y que no hallaron el cuerpo.
Mientras caminaban, Jesús les tuvo que recordar
todo lo que los profetas de la antigüedad predijeron. Cuando llegaron a la
aldea a la que ellos iban, Jesús hizo como si tuviera que ir a otro lugar, pero
ellos lo invitaron a su vivienda como muestra de hospitalidad porque ya
anochecía.
“Y aconteció que estando sentado con ellos a la
mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron
abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.”
Cuando el forastero desapareció se dieron cuenta de que todo el
tiempo se trató de Jesús ¡Él estaba vivo! Salieron del lugar y retornaron
a Jerusalén para reunirse con los once discípulos.
Que los problemas de la vida no nublen tu fe en Dios y en su
Palabra que es fiel y se cumple, ten la mirada puesta en Jesús, Él
siempre te acompaña en tu caminar diario, aunque no lo puedas ver.
Fuente. cristojuvenil.com.do
0 comentarios:
Publicar un comentario