En el medio empresarial y profesional a los que
les gusta hablar, parecen ser recompensados por la multitud de sus palabras.
Vendedores y personas del área de marketing se esfuerzan mucho para convencer a
otros con sus palabras y raciocinios expertos. Reuniones de negocios a veces
son dominadas por pocas personas con personalidades poderosas, personalidad es
una propensión para imponer sus puntos de vista.
En cuanto a las personas tímidas, no tan
elocuentes o ágiles con la lengua, no hay esperanza para ellas? En verdad, los
que escogen hablar con más parcimonia, generalmente conquistan admiración y
respeto por el uso cuidadoso y por el criterio en el uso de la lengua.
Conozco alguien que es miembro destacado del
directorio de una corporación, porque no habla de un modo descuidado. Mientras
otros hablan en exceso, el se restringe a escuchar y pensar prudentemente. Y
cuando habla, lo que este líder tiene que decir, siempre es digno de
consideración. Años atrás una compañía de inversiones, usó el slogan:
"Cuando E.F.Hutton habla, las personas escuchan" Ese hombre podría
ser descrito de la misma manera.
A lo largo de los años vengo tratando de aplicar
el consejo ya aprobado por el tiempo: "...Por esto, mis amados hermanos,
todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar" (Santiago 1.19). Me gustaría
pensar que he tenido algún progreso en esta área, aunque no sea esta mi
tendencia natural. Con demasiada frecuencia, he sido tardío para oír (y pensar)
y rápido para hablar! La Biblia ofrece más comprensión en relación al poder - y
peligros - de la lengua:
1. El exceso de palabras puede llevar a
comentarios impropios y hasta perjudiciales. Usted ya estuvo involucrado en
alguna discusión que iba muy bien, hasta que usted dijo algo espontáneamente, y
después deseó retirar aquellas palabras? Cuanto menos uno dice, menor es la
chance de decir algo que nos haga arrepentirnos mas tarde "En las muchas
palabras no falta pecado: mas el que refrena sus labios es prudente"
(Proverbios 10.19).
2. El exceso de palabras no demuestra
necesariamente conocimiento. Podemos sentir la necesidad de impresionar a las
personas con lo mucho que podemos decir sobre determinado asunto, pero
generalmente un orador puede realizar más, expresándose con un mínimo de
palabras bien escogidas, dichas en pocos minutos, en vez de ser una
interminable crítica severa. "El que ahorra palabras tiene sabiduría;
prudente de espíritu es el hombre inteligente" (Proverbios 17.27).
3. El exceso de palabras generalmente causa
problemas. Usted ya conoció a alguien que está siempre expresando sus
sentimientos y opiniones, sean solicitados o no? Describo a tal persona como
alguien que se delicia por entregar a otros un pedazo de su mente que no podría
darse el lujo de perder! El dicho "Palos y piedras pueden quebrar mis
huesos, pero las palabras no pueden herirme", es una mentira.
Palabras nocivas muchas veces nos acompañan por
mucho tiempo después que las heridas físicas ya se curaron. Declaraciones
ligeras y sin pensar pueden ofender innecesariamente y muchas veces arruinar
amistades cultivadas por muchos años.
Aunque aquello que dijimos sea verdadero, seria
bueno pensar sobre la mejor manera y el momento adecuado para decirloAntes de
hablar la verdad, considere las consecuencias. "El que guarda su boca y su
lengua, su vida guarda de angustias" (Proverbios 21.23).
Fuente. sigueme.net
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