Los pinos en nuestra región tienen un sistema de raíces
superficiales, de ahí que muchas de esas imponentes bellezas verdes se
convirtieran en leña. Sin embargo, el sistema de raíces de un roble se sumerge
a lo profundo de la tierra y esto le permite resistir incluso la furia de un
tornado.
Las raíces son el elemento decisivo para
sobrevivir. ¿Qué clase de sistema de raíces espirituales necesita una familia
cristiana saludable? Si queremos llevar adelante un liderazgo inconmovible en
la familia, esa de fortaleza que resiste a los tornados de la vida, necesitamos raíces espirituales como
las del roble. La mejor manera de asegurar la presencia de
raíces tan profundas es cerciorarse antes de que los padres se estén
convirtiendo en “robles de justicia” (Isaías 61:3).
Los padres deben crecer en su fe y deben
convertirse en robustos discípulos de Cristo.
Los seguidores de Cristo han entendido durante
siglos la importancia crítica de ciertas actividades espirituales que marcan la
vida de un discípulo que crece. Mencionaremos tres actividades básicas, aunque
no es menos cierto que existen más. Si tan solo priorizaras estas tres, desarrollarás un sistema de raíces que
resistirán las tormentas de la vida y te convertirán a ti y a tu cónyuge
en líderes firmes de su familia.
Una experiencia personal diaria con Jesucristo
Para que crezcas y llegues a ser todo lo que Dios
tenía en mente al crearte, debes someterte a Jesucristo como señor, amo y autor
de tu vida. La travesía espiritual de seguirle no consiste en una lista de
cosas que debemos hacer y que no debemos hacer, sino más bien en un encuentro
momento a momento con Jesús. El crecimiento tiene lugar en nuestras vidas en la
medida que nos sometemos a Él, que caminamos con Él por fe y le obedecemos.
Lo que sigue no es una lista de control, sino más
bien son disciplinas espirituales de probada eficacia que nos ayudan a
crecer como seguidores de Cristo. Tú decidirás de qué manera vas a ponerlas en
práctica, pero si lo haces, estos puntos básicos transformarán con el tiempo a
un “bebé cristiano” en un seguidor de Cristo maduro.
Oración: Una
buena comunicación es la clave para cualquier relación floreciente.
Estudio bíblico: La Escritura es el manual del fabricante para nuestra vida
cristiana.
Adoración: Se nos manda que adoremos a Dios de
manera individual y colectiva.
Dar y servir: Somos
mayordomos de muchos recursos personales, materiales y financieros.
Comunión: No desaproveches el inmenso beneficio de
ser cristiano: una conexión dentro del cuerpo de Cristo.
Testimonio: Tenemos
la tarea de actuar en nombre de Jesús para reconciliar al perdido con Dios.
Verdaderos amigos
Por lo general, el crecimiento espiritual tiene
lugar en el contexto de las relaciones. Todos necesitamos tener a alguien
cerca, no solo para disfrutar de la amistad y la comunión, sino también para
cosechar los beneficios de rendirle cuentas a esa persona.
Vida auténtica
La verdadera vida comienza en el hogar. El lugar
en el que es más difícil ser un seguidor de Cristo diario y constante es la
propia casa. Cuando estás en casa, rodeado de un cónyuge que te conoce bien y
de varios discipulitos que observan con mucha atención cada una de las palabras
y cada uno de tus movimientos, es difícil mantener una fachada durante mucho
tiempo. Y no debieras hacerlo. Si tienes una relación vital con Jesucristo,
manifiéstala viviendo de la manera más sincera y consecuente posible. Dios se
ocupará del resto.
Invierte el tiempo y la energía necesarios para
ser como “un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la
corriente; no teme que llegue el calor. En época de sequía no se angustia, y
nunca deja de dar fruto”. (Jeremías
17:8)
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