miércoles, 19 de diciembre de 2018

Cómo Manejar Problemas Difíciles De La Vida

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Todo el mundo tiene problemas. No podemos llegar demasiado lejos en nuestro caminar por la vida sin encontrarnos con ellos.

Tarde o temprano todos nos enfrentamos con desafíos y dificultades que nos llevan al límite de nuestra capacidad de soportarlos. La naturaleza y la complejidad de esos problemas pueden variar, pero para quien está luchando con ellos son muy reales.

No existen soluciones simples o respuestas sencillas a los problemas más difíciles de la vida. Dios nos recuerda que Él es el único que tiene las respuestas para los quebrantados y abatidos de corazón.

El mensaje de la Biblia es de ayuda para el alma sufrida. En sus páginas se encuentran los mayores recursos del mundo. En lugar de nuevas teorías y experimentos, la Biblia ofrece una sólida advertencia basada en las inspiradoras verdades de la palabra de Dios. Estas verdades nos dicen que solamente Dios puede y quiere ayudarnos a solucionar nuestros problemas.

El hecho de experimentar las bendiciones de Dios en nuestro diario vivir no quita que la vida presente dificultades, desafíos y luchas. La Biblia nos recuerda que Dios nos consuela en nuestras tribulaciones y no necesariamente, evita nuestras tribulaciones (2 Co. 2:14). Es más, el sufrimiento y los problemas son métodos para moldear nuestra vida y nuestro carácter. En algunos casos puede que Dios use las peores circunstancias para lograr los mejores resultados para nuestro bien.

La Biblia nos recuerda que Dios es mayor que nuestros problemas. Romanos 8:28 nos dice: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados".

Raramente aprendemos las lecciones difíciles de la vida cuando las cosas andan bien. ¡El verdadero aprendizaje se produce cuando todo está mal!. Es entonces cuando Dios llama toda nuestra atención. Cuando hemos tocado fondo y no tenemos a donde ir, es cuando nos volvemos a Dios en busca de su ayuda.

De el Primer paso

La manera en que manejamos los problemas será la clave para vencerlos. El primer paso para sobreponerse a los problemas es el aprendizaje del manejo de los mismos con predisposición correcta.

1. Enfrente la realidad. Deje de aparentar que las cosas están bien cuando no lo están. Cuanto antes enfrente la realidad mejor será la posibilidad de recuperarse.
2. Asuma la responsabilidad. Esté dispuesto a tomar acción para encarar a sus propios problemas. Nadie puede resolver sus problemas por usted.
3. Haga lo correcto. Busque la manera correcta y hágalo la palabra de Dios le guiará.

Nuestra disposición a confiar en Dios en toda circunstancia de la vida depende de nuestra confianza en su amor. Cualquier incertidumbre de nuestra parte es una expresión de desconfianza en su amor. Es un rechazo natural al carácter y la naturaleza de Dios. Cuando fallamos en confiar en Él en medio de nuestros problemas estamos desconfiando de su sinceridad e integridad. Debido a que verdaderamente Él es todo amor y toma en cuenta nuestros mejores intereses debemos aprender a confiar en su amor para con nosotros a pesar de las circunstancias.

Encuentre el propósito de Dios en todas las cosas.

Si Dios está realmente presente, entonces no estamos solos para resolver los problemas. Si su voluntad soberana prevalece sobre nuestros problemas, entonces hay tres cosas de las cuales podemos estar seguros:

1. La soberanía de Dios limita nuestra crisis. La Biblia deja bien en claro que nada que esté más allá de los limites puestos por el control de Dios puede tocarnos.
2. La soberanía de Dios le da sentido a nuestros problemas. Los problemas de la vida no son episodios trágicos de una absurda leyenda en la existencia humana. ¡Dios está en la crisis!.
3. La soberanía de Dios nos da la seguridad de su gracia. No existe ningún problema en la vida que esté fuera de la gracia de Dios.

La clave para manejar nuestros problemas es aprender a confiar en lo que Dios nos dice que hagamos con ellos.

Hacer un compromiso.

El concepto bíblico de fe es el de un profundo compromiso personal que lleva a dar un paso de acción de nuestra parte. La Biblia nunca define la fe como una simple verdad intelectual. La autentica fe involucra el compromiso total de uno hacia Dios.

La fe no es un salto ciego al vacío. La fe es creer los principios de la palabra de Dios y ordenar nuestra vida de acuerdo a ella.

Dios nos dice como vivir victoriosamente. Él nos la comunica en la Biblia. Puede hacerlo a su manera o . . . puede hacerlo a la manera de Dios. ¡Usted Elige!

Notas Adicionales: Tomado con permiso del libro: Conquistando los problemas más difíciles de la vida - Autor: George Verwer. - Editorial: Unilit

Las Claves De Los Matrimonios Felices

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Otro hallazgo es que las parejas felices hacen continuos esfuerzos para evitar que los conflictos cotidianos se desborden. El sentido del humor es un elemento clave para el éxito en estos casos. Gottman ilustra la afirmación con un ejemplo real en el que un matrimonio planea comprar un vehículo.


John Gottman, psicólogo de la Universidad de Washington, donde dirige el Laboratorio de Investigación de la Familia, lleva años buscando las claves de los matrimonios que tienen éxito. 

Los resultados de su estudio son la base del libro The Seven Principles for Making Marriage Work, que, según Gottman, es un mapa científico de la felicidad matrimonial. La revista Newsweek (26-IV-99) publica un reportaje del que seleccionamos algunas conclusiones.

Cuando Gottman empezó a interesarse por las relaciones conyugales descubrió que sólo se estudiaban los problemas matrimoniales. Entonces pensó que sería mejor estudiar los matrimonios que funcionaban, porque podrían aportar mucha más luz a la cuestión de la felicidad. Empezó así "la dura tarea de cuantificar intangibles", como la emoción, el desinterés o el enfado, a través de instrumentos que controlan la tensión arterial, el ritmo cardiaco, las expresiones faciales, etc. El resultado es un "mapa emocional".

El psicólogo, de 56 años, reconoce que los resultados no tienen la categoría de conocimiento empírico sólido. Pero desvelan conductas que contribuyen a mejorar la felicidad matrimonial y que funcionan en otras parejas.

Curiosamente, las riñas no son los sentimientos más destructivos para el matrimonio. Los auténticos demonios (Gottman los llama los Cuatro Jinetes del Apocalipsis) son la crítica, el desprecio, estar a la defensiva y encerrarse en uno mismo. En sus estudios señala que las parejas felices tienen un conocimiento profundo del "mapa sentimental" del cónyuge, que les ayuda a "conducir" sorteando los obstáculos.

Sus investigaciones niegan las bases de la mítica relación entre Marte y Venus, es decir, la idea de que hombres y mujeres proceden de dos mundos emocionales muy distintos. Según sus estudios, las diferencias de género pueden contribuir a que haya problemas matrimoniales, pero no son la causa.

Prácticamente el mismo porcentaje de los hombres y mujeres que entrevistó contestaron que la calidad de la amistad entre los esposos es el factor más importante de la satisfacción matrimonial.

Gottman señala que existen dos épocas delicadas durante el matrimonio. La primera incluye los 7 primeros años. Según el psicólogo, hay un elevado número de divorcios después de una media de 5,2 años de matrimonio. La siguiente época peligrosa es la que va de los 16 a los 20 años de matrimonio: también hay muchos divorcios después de pasados 16,4 años.

Otro hallazgo es que las parejas felices hacen continuos esfuerzos para evitar que los conflictos cotidianos se desborden. El sentido del humor es un elemento clave para el éxito en estos casos. Gottman ilustra la afirmación con un ejemplo real en el que un matrimonio planea comprar un vehículo. 

Ella quiere un monovolumen y él un todoterreno. En medio de los gritos, la esposa se pone en jarras y saca la lengua a su marido, imitando al hijo de cuatro años. La pareja se echa a reír y la tensión se esfuma.

Los matrimonios felices construyen lo que Gottman denomina "una casa con buenos cimientos matrimoniales", en la que ambos trabajan juntos y aprecian lo mejor del otro. En todo matrimonio hay dos tipos de problemas: los remediables y los irremediables, que pueden provocar la falta de entendimiento.

Gottman afirma que el 69% de los conflictos se deben a los problemas irremediables, pero los matrimonios felices se las arreglan para que no destruyan los cimientos. El nacimiento del primer hijo suele ser un momento delicado, pero también muy idóneo para "apuntalar la casa". Las parejas felices son las que saben pasar de ser sólo esposos a ser también padres, viéndose como un equipo que comparte las obligaciones domésticas y el cuidado de los hijos.

En cuanto al segundo aspecto, apreciar lo mejor del otro, el equipo de Gottman habla de la "terapia de la aceptación". Consiste en ayudar a las parejas a aprender a vivir con los aspectos del carácter del cónyuge que, sencillamente, no van a cambiar nunca. De esta manera, consiguen amarse por lo que tienen en común y, además, por lo que los hace complementarios. Según los investigadores, "en las terapias de comportamiento nos encontramos una y otra vez con que en la base de los problemas hay falta de voluntad para aceptar las diferencias".

Fuente:  sigueme.net

Siete Cualidades De Una Mujer Virtuosa - Reflexión

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Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

1-La mujer virtuosa teme a Jehová

30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

 

La mujer que verdaderamente es virtuosa temerá a Dios sobre todas las cosas, y cuando hablamos de una mujer temerosa de Dios estamos hablando de una mujer que cada paso que da es como si Dios estuviera detrás de ella, considerando que los ojos de Dios están encima de ella y debe de guardarse del mal, del pecado.

2-La mujer virtuosa considera su vestimenta

1 Timoteo 2:9: Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
Cuando la Biblia nos habla de pudor y modestia no se está tratando de que la mujer debe vestir como si estuviera dentro de un saco, se esta tratando de que tu vestimenta también debe glorificar a Dios y si tu vestimenta es sensual entonces no le estás glorificando, de manera que pienso que cada mujer a la hora de comprar su ropa o mirarse en un espejo debe mirar su cuerpo de cabeza a pies y hacerse la siguiente pregunta: ¿Agrada a Dios esta ropa que llevo puesta? Puede sonar legalista, pero lo que debemos entender es que somos diferentes a esas personas que están sin Cristo, por lo tanto, todo lo que hacemos debe ser para la gloria de Dios.
Una mujer que es verdaderamente virtuosa considera su vestimenta para no ofender a Dios con su ropa, guardando su cuerpo puro para Dios y su esposo.

3-La mujer virtuosa hace que su marido este confiado

Proverbios 31:11: El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias.
No hay una mejor cosa que un matrimonio tranquilo, donde no existen los celos, y este es el punto donde una mujer verdaderamente virtuosa debe ganarse por completo la confianza de su esposo. Sabemos que existen parejas donde no cabe lugar al celo, donde se vive un matrimonio feliz, donde cada uno no tiene el temor de que su pareja le sea infiel, ahora bien, vemos que esas cosas se ganan, como nos dice el proverbista:
El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias.
Así que si eres verdaderamente virtuosa harás que tu marido confíe en ti y este tranquilo.

4-La mujer virtuosa es “atenta”

Proverbios 31:
15- Se levanta aun de noche Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas.
16 Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos.
17 Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus brazos.

La mujer que es verdaderamente virtuosa lleva la preocupación por todas las cosas que le competen en el hogar, estando pendiente a aquellas cosas que le corresponden, no es  holgazán.
No podemos ligar el machismo con esto, un hombre también debe ayudar a su mujer en el hogar, pero la mujer debe de tomar la iniciativa en lo que compete a la organización del hogar.

5- La mujer virtuosa edifica su casa

Pr 14:1: La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba.

“La mujer sabia edifica su casa”
Si eres verdaderamente virtuosa edificarás a tu hogar en todo el sentido de la palabra, especialmente en el sentido espiritual. Si ves que tu hogar está menguando en la oración y en las cosas espirituales y ves que tu compañero no toma la iniciativa, pues tómela usted y edifique a su casa, sabiendo que la base fundamental de un hogar es Cristo, y si no estamos ligados a ese fundamento, nuestro hogar puede ser fácilmente destruido.
6- La mujer virtuosa sabe escoger su pareja
La mujer virtuosa será muy observadora a la hora de tomar la decisión de tener una pareja, no se llevará solo de la hermosura, pues como nos dice el proverbista: “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura”. Por ende, la mujer verdaderamente virtuosa escogerá a un hombre que ame a Dios y su palabra.

7- La mujer virtuosa glorifica a Dios sin importar cual sea su situación.

Todos hemos leído la historia de Job, cuando su misma mujer le dice: “Maldice a tu Dios y muérete” (Job 2:9). La mujer verdaderamente virtuosa sabe glorificar a Dios en momento difícil, sabiendo que todo obra para bien y que a su tiempo Dios traerá la calma.

martes, 27 de noviembre de 2018

Cuando Creas Que No Hay Esperanza, Dios No Se Olvida De Ti

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Sientes que tu clamor no ha sido escuchado y que ya es demasiado tarde para remediar la situación que ahora enfrentas; has orado...y nada; la respuesta no viene y las esperanzas están totalmente perdidas. Pero una vez mas, Dios te recuerda que a lo largo de tu vida, es el quien te ha venido abriendo caminos donde tu creías que ya no habían posibilidades; y que así como lo hizo en el pasado, también lo puede hacer actualmente, no porque lo merezcas sino por su pura misericordia.



Dios es capáz de mover circunstancias naturales o personales, aunque en este momento no entiendas el porque suceden; es capáz de hacer cambios radicales y favorables que te permitan avanzar en contra de toda especulación. Es Dios quien te abre caminos donde no los hay.



Todo lo que esta sucediendo hoy es para que aprendas de depender de Dios, aunque las esperanzas ya estén totalmente perdidas, aunque ya haya pasado el plazo en que todo podía haberse solucionado; mientras tanto no reniegues, no temas ante lo que pueda venirte, pues al

final comprenderás que todo es para tu bien.


Ignora las voces de todos aquellos que quieren desmotivarte, que quieren matar tu fe, que te aseguran hoy que todo esta perdido, que ya no hay nada mas que hacer.

Pon en las manos de Dios todas las áreas de tu vida, pues lo que pongas en sus manos no se echara a perder sino todo lo contrario; no serás victima de las circunstancias adversas porque su presencia continua estará velando y obrando a tu favor. Nada te sucederá por casualidad, no será casualidad que diversas circunstancias y personas se te presenten en el momento oportuno; Dios tiene su forma peculiar de actuar y tiene también su propio tiempo, su propio calendario; el poder de Dios es capáz de operar transformaciones profundas aun mas allá de tu lógica.

Así es, aunque todo amenace acabar contigo, no será así; tu situación cambiará para bien aunque ahora no vislumbres ninguna perspectiva; nunca es tarde para Dios, aunque tu veas que se demora por algún tiempo; no te desesperes, ni desilusiones, ni temas, pues lo que esperas llegara a ti. Es necesario que tu fe y tu paciencia maduren.

Todo esto fortalecerá tu fe y la fe de los que te rodean; será motivo para que los que no creen, crean; será motivo para que la gloria y el poder de Dios se manifiesten de manera obvia. Es en ese momento en que el poder de Dios se magnificará.

Descansa en las promesas que Dios tiene para ti, en las que te tiene para tu vida presente y para tu vida futura. Espera. Dios no se olvida de ti...

Fuente: .sitiodeesperanza.com

domingo, 18 de noviembre de 2018

La Mujer que Prospera – Reflexión

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Cinco valores fundamentales en los que Dios espera que coincidamos como pareja. Todo tiene un orden. Todos necesitamos cierta coherencia en nuestra vida, diferenciar las necesidades de los deseos

1- Sinceridad: El valor de la comunicación transparente.
El final del siglo XX y los comienzos del siglo XXI, pueden pasar a la historia como “la era de las comunicaciones”. Entonces, si toda la creación se comunica entre sí, ¿por qué nosotros no nos podemos entender en casa? Si quieres ser una mujer que prospera, necesitas encontrar la forma de comunicarte efectiva y transparentemente con tu esposo. Contarle tus triunfos y compartir tus inquietudes. Celebrar las victorias y llorar juntos las derrotas.
2- Orden: Un virtuoso valor que no puede faltar.
La sociedad tiende a establecer el orden. Por eso existen las leyes. Esto lo he visto y no es una opinión política, es simplemente la observación de un proceso que nos ha tocado vivir en Latinoamérica. Todo tiene un orden. Todos necesitamos cierta coherencia en nuestra vida. Por eso, el ser humano tiene una tendencia natural muy importante, la de buscar el orden, a veces, hasta en medio del desorden.
3- Discernimiento: Un valor para poder diferenciar las necesidades de los deseos.
Debemos satisfacer nuestras necesidades primeramente, y luego satisfacer nuestros deseos, solamente en el caso de que tengamos los recursos económicos disponibles para hacerlo. Por lo tanto, antes de salir de compras, es importante que tengamos en claro lo que es una necesidad y lo que es un deseo.
4- Perseverancia: El valor de ser constante y paciente.
Debes aprender a ser constante en la vida, debes ser perseverante a través de las dificultades. El ejercer la paciencia en forma perseverante, desde el punto de vista económico, requiere salirnos de la actitud y la cultura imperante. Que aprendamos a ser constantes a través del tiempo y que no nos rindamos frente a las circunstancias. Que después de una caída, sepamos sacudirnos el polvo de la ropa y continuemos caminando hacia adelante.
5- Dominio propio: El valor del buen comportamiento.

Este valor es vital para alcanzar la prosperidad integral. El dominio propio es un elemento esencial y una marca clara del carácter maduro de un individuo. Sin él, es imposible hacer un plan financiero y llevarlo a cabo. Dice un antiguo proverbio chino: “Aquel que conoce a otros es sabio, aquel que se conoce a sí mismo es un iluminado”.

La Belleza un Regalo de Dios – Reflexión

La Belleza un Regalo de Dios

Las mujeres reconocen la enorme necesidad humana por lo atractivo. Esta necesidad básica es a menudo pasada por alto en nuestras vidas ocupadas.
Dios desea que toda mujer posea y exprese la belleza
Belleza total! Parece como si toda la Tierra cantara un himno de alabanza a la belleza creadora de Dios. Dios es el creador de todo lo bello que existe, aun de las cosas bellas que el hombre y la mujer pueden crear. Él fue el que inventó la belleza; fue Él el que dio al ser humano, cuando lo creó a su imagen y semejanza, la capacidad de percibir, apreciar, desear, crear y experimentar esa belleza.
¿Quieres ver por lo menos la sombra de la belleza de Jesús? ¿O ver la majestad de la belleza que rodea el trono de Dios y del Cordero? ¿Quieres conocer su concepto y su capacidad de crear la belleza? ¡Mira la creación! ¡Contempla lo que Él ya ha creado!

Tú y yo, al ser llenas de Él, somos llenas de belleza, de esa belleza que va mucho más allá de lo temporal. También es su deseo que podamos ver la belleza que está aquí, a nuestro alcance, que nos rodea constantemente, que nos reta a verla y a aprender de ella.
Quizás te asombres de los versículos del Antiguo Testamento que voy a usar. ¡Son muy importantes! Tan importantes que en el último libro de la Biblia, en Apocalipsis, volvemos a encontrar otros que expresan cuadros similares a estos.

En Éxodo 39:1-3, 10-13, 30-31, leemos: “Del azul, púrpura y carmesí hicieron las vestiduras del ministerio para ministrar en el santuario, y asimismo hicieron las vestiduras sagradas para Aarón, como Jehová lo había mandado a Moisés. Hizo también el efod de oro, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Y batieron láminas de oro, y cortaron hilos para tejerlos entre el azul, la púrpura, el carmesí y el lino, con labor primorosa”.
“Y engastaron en él cuatro hileras de piedras. La primera hilera era un sardio, un topacio y un carbunclo; esta era la primera hilera. La segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y un diamante. La tercera hilera un jacinto, una ágata y una amatista. Y la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe, todas montadas y encajadas en engastes de oro”.
“Hicieron asimismo la lámina de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella como grabado de sello: Santidad a Jehová. Y pusieron en ella un cordón de azul para colocarla sobre la mitra por arriba, como Jehová lo había mandado a Moisés”.
¡Oro! ¡Piedras preciosas! ¡Obra de recamador, como el Señor lo había mandado! ¡Qué descripción tan magnífica de la belleza! Aquellos que habrían de venir delante de la santidad de Dios, debían tenerr una conciencia clara de la belleza de esa santidad.
La santidad de Dios está rodeada de lo más bello que el hombre puede
concebir, ¡y aún más!

Quizás tú, como yo un día, te digas a ti misma que no tienes esa riqueza para venir delante de Dios… ¡pero sí la tienes! Porque en Cristo, Él te viste con su justicia, con pureza, limpieza, magnificencia y la belleza de esa justicia te cubre y te permite venir ante la santidad de Dios.
¿Por qué tal extravagancia de riquezas y belleza? Era Dios mismo el que ordenaba que así lo hicieran. ¿Por qué? Porque Dios quería recordar al pueblo, y a aquellos sacerdotes que vendrían a su santuario a ministrarle, que Él es un Dios Santo, especial, único y supremo, lleno de poder y de belleza.
¡Era un privilegio para ellos venir ante su presencia!
¡Cuánto tenemos que aprender nosotras las mujeres de esta enseñanza! En relación con Dios siempre estamos ante su presencia. Pero ¿qué, cuando venimos a Él? ¿Qué pensamos de ese Dios cuando venimos a adorarlo, a expresarle nuestra admiración y gratitud, adoración y alabanza?

Déjame usar un ejemplo para expresar lo que quiero decirte. ¿Has tenido alguna vez una cita cumbre, un momento tan especial que por varios días llegó a ocupar los pensamientos de tu mente y la ilusión de tu corazón? Quizás lo viviste de niña, de joven o de mujer adulta.
Para ese momento querías lucir lo mejor, lo más bella que podías. ¿Lo recuerdas? Tal vez ni siquiera has vivido este momento en la realidad, solo en sueños. No importa. De todas maneras podrás comprenderme.
¿Recuerdas con qué cuidado y esmero buscaste entre tu ropa –o la compraste nueva, o la diseñaste en tu imaginación– aquella que te pondrías para esa ocasión. Querías estar espléndida…
¿Te has preguntado alguna vez por qué era para ti tan importante cómo lucirías en esa ocasión? No me refiero aquí de lo que todas sabemos son las reglas de vestir para una fiesta, para un trabajo especial o para la oficina, aunque estas reflejan también los motivos principales que voy a mencionar. Hablo de momentos verdaderamente especiales para ti.

Considero que hay dos motivos de los que pocas veces estamos conscientes y que nos mueven a querer lucir lo mejor para estos momentos:
1. El instinto natural que nos pide expresar exteriormente lo que para nosotros es la grandeza de ese momento.
2. El sentimiento de que la forma en que lucimos dice al otro cómo y qué sentimos hacia él.
Estoy completamente convencida de que la belleza es una parte integral de la naturaleza de Dios. Es por eso que Él ha puesto en nosotros la capacidad de esa belleza. Casi todas las descripciones que la Biblia hace de la presencia de Dios están llenas de una exuberante belleza y de luz.

Lee cuidadosamente los pasajes que siguen. Los dos son descripciones que encontramos en la Biblia de la persona de Jesús:
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol y sus vestidos se hicieron blancos como la luz” (Mateo 17:1-2).

“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego. Y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza” (Apocalipsis 1:12-16).
¿No te llenas de admiración y asombro ante estas descripciones?
Luz, tan intensa que ciega los ojos; blancura tal como no es conocida ni posible en la Tierra.
Vestuario real, con cinto de oro ceñido por su pecho; ojos de fuego; rostro resplandeciente. Ciertamente es una descripción profunda de la santidad y el poder de Jesús. ¡Pero bañada y rodeada de belleza! Belleza magnífica e inigualable en la Tierra.

Verdaderamente creo que cuando comprendemos toda la belleza de la persona de Jesús, no podemos dejar de desear expresar esa belleza, si es que Él vive en nosotros. Quizás dejemos de expresarla, si hemos sido enseñadas que la belleza es pecado o vanidad.
Tal vez podemos dejar de expresarla si nos vemos a nosotras mismas como basura, incapaces de mostrar en forma exterior alguna, la belleza de Dios. Pero ninguna de estas afirmaciones es cierta. El problema no es la belleza. El problema es lo que para ti y para mí se convierte en la fuente de esa belleza.
Veamos el pasaje de Proverbios 3l:21-25: “No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.

Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido. Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra. Hace telas y vende, y da cintas al mercader. Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo porvenir”. Aquí tienes la descripción física, espiritual y social de la mujer virtuosa. ¿Cómo la ves? Estudiémosla físicamente primero.
1. Ella se hace tapices. ¡Ella embellece su casa con alfombras y colgaduras hermosas!
2. Su vestidura es de lino fino, lo mejor que podía comprar. Púrpura parece ser su color favorito; la realidad es que este es un color que denota realeza y era usado como máxima expresión de la belleza.

¿Recuerdas las vestiduras de los que entrarían en el Santuario? Lino blanco y fino… púrpura y piedras preciosas era el adorno que llevaban. Sí, esta mujer virtuosa aprecia y busca la belleza física para ella y para su casa. Ella sabe que esta belleza es un regalo de Dios; entiende que la belleza es parte de la naturaleza de Dios y que ese Dios que la ama desea traer a su vida, interior y exteriormente, toda la belleza de su presencia.
Dios ama y desea la belleza en una mujer virtuosa. No trato de hacer de ti una mujer vanidosa. ¡Créelo! Tampoco quiero levantar tu ego o ponerte metas falsas que nada
tienen que ver con lo que Dios desea
para nuestras vidas. ¡No!

La Palabra de Dios es muy clara en cuanto a la belleza física. En Proverbios 31:30 leemos que “engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada”.
1. Esta belleza es pasajera. No es mala, es pasajera. Es solo temporal. No puede, por lo tanto, definir nuestra vida, ni mucho menos ser lo que nos da valor y sentido. Nunca puede ni debe tomar el lugar central de nuestra atención.

2. Esta belleza es engañosa. Una mujer puede lucir hermosa como un ángel y puede estar llena de odio, amargura, resentimiento, lujuria y maldad en su interior.
Esta belleza es también engañosa porque, si toma el lugar central de nuestra vida, o es usada para definir nuestro valor como mujer y como persona; si se convierte en algo focal y máximo motivador de la vida de una mujer, entonces llevará a esa mujer a ser superficial, vanidosa e idólatra de su propio ego.
Un ídolo que estará vacío y que se derrumbará al pasar los años, y dejará tras sí a una personalidad quebrada que, por vivir solo para lo externo y temporal, habrá construido la casa de su vida sobre la arena, y ahora la ve derrumbarse.
Pienso que esta es una de las razones por las que tantas mujeres hermosas del mundo de Hollywood se suicidan o caen en el alcoholismo o en la depresión.
¡Es de vital importancia analizar los ídolos que admiramos! Creo también que la obsesión por la belleza externa de la mujer –y aun del hombre en nuestros días– ha venido a convertirse en un arma poderosa en las manos de Satanás.
La mujer se ha transformado –o por lo menos así nos lo quieren mostrar todos los medios de comunicación, las películas y multitud de libros– en un animal de exhibición; un instrumento de lujuria para satisfacer las pasiones carnales de hombres que ni se aman a sí mismos –porque ni siquiera se conocen– y ni saben para qué fueron creados, así que mucho menos podrán amar a estas mujeres.
Estoy consciente de que utilizo palabras duras y fuertes.

¡Las he escogido cuidadosamente! Porque creo que la situación en que vivimos es también dura y fuerte. Lo triste es que tantas mujeres caen, casi desde niñas, en este engaño. El engaño de lo que parece ser la meta, el sueño dorado que nos llevará a la máxima felicidad y a la máxima plenitud en la vida de una mujer.
¡Qué trágica mentira! Sin embargo, tenemos que mirar el peligro que implica lo opuesto; lo que niega el valor, la necesidad, la bendición y la plenitud de la belleza en la vida de una mujer. ¡Eso es también un engaño! Es una mentira de Satanás diseñada para crear un vacío lleno de tristeza, angustia y temor en la vida de una mujer.
¡Dios te creó mujer! y como tal, Él puso en tu corazón y tu persona la posibilidad de reflejar su gloria. También puso en ti la necesidad de crear un santuario donde pudieras expresar la belleza que Él crea en ti. Volvamos a lo que dijimos antes: el problema no es la belleza, sino cuál es la fuente y la meta de esta.
La fuente de la belleza
El Espíritu Santo mora en mi espíritu si yo he ido a Cristo y nacido de su Espíritu. Y por medio del bautismo del Espíritu Santo, este se derramará sobre mi alma. Yo, entonces, no puedo (¡y no debo!) dejar de reflejar la gloria de su Espíritu a través de mi persona física. No puedo ni debo limitar la expresión de su belleza a través de mí.

La misma belleza que Él creó en el mundo que vemos, es la que Él crea en ti. No solo una
belleza aparente y temporal, sino una belleza real, basada en la realidad de su presencia y de su concepto de belleza en todas los aspectos de la vida.

Durante mi vida en el ministerio he convivido quizás con algunas de las personas más pobres de la Tierra. Sin embargo, aquellas mujeres y hombres que han tenido un encuentro real y un entendimiento y entrega al Señor Jesús, comienzan a transformarse físicamente. Sus rostros cambian, su apariencia cambia. La gloria de Dios se refleja en ellos al grado más alto, con la mayor belleza que pueden expresar.
En su libro titulado Messie No More (“Nunca más desordenada ni descuidada”), la fundadora de la organización Desordenadas Anónimas, tiene palabras que han sido una bendición para mí. Quisiera comunicarte algunas de ellas:
“¿Por qué es la belleza tan importante? ¿Por qué anhelan nuestras almas la belleza? ¿Qué es, al final de cuentas, la belleza? La belleza es aquello que afecta a nuestros sentidos en forma tal que nos hace sentir gozo, felicidad o placer.

Dios creó la belleza tomando en cuenta nuestro placer. Cuando Él plantó un jardín creó un árbol con dos características: agradable a los ojos y bueno para comer. Era decorativo y práctico. La belleza es el misterio y el encanto creados cuando el placer que sentimos y el mundo visual se unen.
Este misterio emana del espíritu de la persona que la crea y, a su vez, alimenta su espíritu, así como el de aquellos con quienes ella comparte su creación. Esto es lo que deseamos en nuestros hogares: misterio, belleza, placer, alimento espiritual. Pueden ser nuestros. La belleza puede fluir de nuestro espíritu y llenar nuestros hogares trayendo gozo a todos los que entren en él.
Cuando comenzamos nuestra búsqueda de embellecer lo que nos rodea, nos sentiremos como si estuviéramos trasladándonos de un lugar desértico donde la luz del sol nos ciega, a un jardín sombreado y hermoso. Experimentaremos un sentimiento de equilibrio y frescura. La vida nos parecerá más valiosa, más balanceada, y nos sentiremos menos tensos.
Cuando la belleza viene a nuestro hogar, nos reflejamos y comenzamos a ver todo lo que nos rodea sin que nuestra visión sea limitada a unas pocas cosas agradables”.
La belleza nos saca de la depresión y del cansancio. En su libro The Emotional Phases of a Woman’s Life (“Las facetas emocionales en la vida de una mujer”), Jean Lush escribe acerca de la necesidad de la mujer por la belleza, de esta forma:
“Las mujeres reconocen de alguna forma la enorme necesidad humana por lo atractivo. Esta necesidad básica es a menudo pasada por alto en nuestras vidas ocupadas.

Sabemos que nuestras necesidades básicas incluyen comida, ropa, casa y quizás compañerismo, pero rara vez consideramos la belleza como un artículo necesario… La falta de belleza –la fealdad– trae tristeza a nuestro espíritu. El desaliño y el desorden nos agotan. La belleza crea energía, levanta el espíritu”.
Creo de todo corazón que solo un espíritu falso de religiosidad es el que pervierte la enseñanza de Dios acerca de la belleza. Creo también, sinceramente, que solo un espíritu de rechazo a nosotras mismas, o un espíritu de depresión –¡ambos enemigos de tu alma! – es lo que puede engañar a nuestro espíritu para no desear expresar y reflejar toda la belleza de la que somos capaces.
En tu casa –¡tu santuario!–, como mujer virtuosa, tú puedes y debes expresar toda la belleza que puedas. Conviértela en un lugar que refleje la belleza de Dios; transfórmala en un lugar donde cada rincón hable de su gloria. ¡No para tu vanagloria, sino para la gloria de Dios!

Extraído del libro “Mujer de Plenitud” por María Puerta Wolcott, Editorial Betania.

miércoles, 31 de octubre de 2018

Permite Que Dios Tome El Control De Tu Vida Mujer

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Jael, del libro de Jueces, tuvo que tomar una decisión sobre el difícil dilema: ¿el fin justifica los medios? No con un revólver mortal en la mano, sino con una aparentemente inofensiva estaca de tienda.

En esta historia tenemos dos heroínas por el precio de una: (1) Jael, nuestra mujer mala por una buena razón, cuya agilidad y fuerza se corresponden con su nombre hebreo “cabra montes” y (2) Débora, una mujer buena de primer orden, cuyo nombre significa “abeja”, quien juzgaba a Israel en aquel tiempo. Libro de Jueces.

Historia como la de Jael son difíciles de entender a la luz de nuestro pensamiento neo-testamentario acerca de la gracia y el perdón. Sin embargo, recuerda las plagas que Dios envió sobre Egipto; considera la destrucción de Sodoma y Gomorra; piensa en el único Hijo de Dios, colgado en una cruz de madera. El Señor es infinitamente paciente..., y al final es justo.

Revisa tus motivaciones.
El Talmud dice: “Una trasgresión con buena intención tiene más mérito que cumplir un mandamiento sin intención”. No podemos estar seguros de cuáles fueron los motivos de Jael, pero ciertamente podemos examinar cuáles son los nuestros.

Puede que nunca atravesemos la cabeza de un hombre con un instrumento afilado, pero tal vez hemos atravesado más de un corazón con nuestras palabras afiladas. Necesitamos preguntarnos el porqué: ¿Por el beneficio de la otra persona? Es probable que no, sino por rencor, por venganza, por ira o por las hormonas. Solo son excusas.

Busquemos buenos motivos y oremos por métodos que se correspondan con ellos.
“Examíname, oh Señor, y pruébame; escudriña mi mente y mi corazón”. Salmo 26:2.

Aprende de Jael, pero no la imites.
Se dice que el sangriento relato de Jael “refleja un estado primitivo de desarrollo ético y, como tal, no es digno de ser emulado”. En otras palabras, no debemos repetir su historia atrayendo a Satanás a nuestros hogares en Halloween con promesas de darles caramelos para después golpearlos con un candelabro en la cabeza. Lo que sí podemos imitar es su sabia decisión de aliarse con Dios y no con el campamento enemigo.

“La discreción velará sobre ti, el entendimiento te protegerá”. Proverbios 2:11.

Los líderes hacen algo más que dar órdenes, y actúan.
Cuando Barac no quiso salir solo, Débora le dijo: “Yo iré contigo”. Cuando Jael vio la oportunidad de doblegar a Sísara, no salió corriendo a buscar a algún otro que lo hiciera, sino que hizo lo que había que hacer. Los líderes no se limitan a apuntar, disparan.

Cuántas veces soy culpable por ver una necesidad y ponerme a orar para que otra persona se ocupe de ella. A menudo me quejo: “Alguien debería hacer algo al respecto a eso”. ¡Dios quiera que yo pueda tener el valor de mis hermanas de la antigüedad y dar un paso adelante!
“Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí”. Isaías 6:8.

Pensamientos de mujer buena dignos de consideración.

1.- ¿Te incomoda la idea de una mujer profeta? ¿Por qué crees que Dios levantó a una mujer para dirigir a los israelitas? ¿Has trabajado para una jefa? ¿Te has sentado en la clase de una mujer...o en un juzgado? ¿Qué te enseñaron esas experiencias acerca de la mujer y el liderazgo? ¿El saber que Dios está dirigiendo a una mujer te daría confianza suficiente como para seguir su liderazgo?

2.- ¿El hecho de que Débora y Jael estuvieran casadas y, sin embargo,

Actuaran independientemente de sus esposos, afecta tu percepción de ellas? Si estás casada, ¿hay veces en que tomas decisiones importantes sin consultar con tu esposo? Si estás soltera, ¿sientes la necesidad de tener la opinión de un hombre antes de tomar decisiones importantes? ¿Por qué? ¿Era necesario que Débora y Jael hicieran eso en este caso? Y, de hecho, ¿cómo buscamos nosotras la voluntad de Dios?

3.- ¿Por qué crees que Barac no quiso ir a la batalla sin Débora? ¿Lo consideras débil o sabio? ¿Crees que le faltaba fe en el mandamiento de Dios o que esperaba con cautela el momento oportuno de dar el golpe? ¿Cuál era el papel de Débora en el campo de batalla? ¿Hay formas parecidas en las que tú puedas servir al Señor en tus propios frentes diarios?

4.- Cuando Débora dijo: , ¿crees que se refería a sí misma, a Jael o que estaba hablando en forma profética, aunque sin entender cómo se cumpliría? ¿Comprendían los profetas de antaño, como Isaías, Jeremías, Daniel y los demás, los mensajes de Dios para su pueblo o se limitaban a repetirlos? ¿De qué manera se manifiesta la Palabra de Dios como palabra profética hoy en día?

5.- Por qué supones que Dios permitió que Sísara escapase de la muerte en el campo de batalla solo para morir horas después en manos de Jael? ¿Ves aquí una lección concreta para los israelitas, para los cananeos, para Jael y para nosotras?

6.- Si hubieras estado en el lugar de Jael en aquella tienda y apareciera Sísara, ¿cómo habrías manejado la situación? ¿Lo hubieras matado de la misma forma o de una manera diferente? ¿Lo hubieras detenido? ¿Cómo lo hubieras hecho? ¿Cuáles eran las opciones de Jael?

7.- Aunque se ha dicho que la alabanza de Débora estaba “basada en los resultados más que en los motivos”, la motivación de Jael sí que importa. Enumera todas las razones que se te ocurran acerca de por qué Jael se comportó como lo hizo. ¿Por ira? ¿Por venganza? ¿Por justicia? ¿Por autoprotección? ¿Qué cosas en tu lista parecen buenas y cuáles parecen simplemente egoístas?

8.- ¿Cuál es la lección más importante que has aprendido de la historia de agallas y gloria de Débora y Jael?