MÁS BIENAVENTURADO ES DAR QUE RECIBIR (Hechos 20:35)
Escribe Wendy Pope: Cuando Dios me llama a dar, no siempre siento
de que estoy siendo bendecida. Tal vez tú hayas tenido una experiencia
parecida. Dios te incita a que prepares comida para una familia enferma y
después de un largo día apenas tienes la energía de preparar la cena para la
tuya. O cuando estás agotado te pide que cuides unos momentos a los hijos de tu
amiga porque ésta necesita un pequeño descanso.
Sea cual sea la
situación, cuando Dios nos llama a dar salimos siempre bendecidos.
Sus caminos y sus
pensamientos son más altos que los nuestros. Él tiene un plan maestro y lo
único que debe preocuparnos es hacer lo que nos pide sin quejarnos. Tal vez
cuestiones su forma de hacer las cosas cuando, por ejemplo, te pida que invites
a comer a un colega que no te cae bien o que enseñes la clase de escuela
dominical para darle un descanso al profesor.
Lo que cuenta es que
ya sea que lo sintamos o no lo que haces tiene significado eterno y es
importante para quien lo recibe. He de decir que sin Jesús, soy una persona
egoísta. Me pregunto ¿qué tipo de bendiciones voy a recibir? ¿dinero? ¿un
automóvil nuevo o una casa mejor? Me avergüenzo de esos pensamientos, pero
provienen de una cristiana inmadura que antes no entendía que la verdadera
bendición es caminar más cerca del mayor Dador que jamás existió.
¿Das a veces por
obligación, o por un sentimiento de culpabilidad, o para obtener la aprobación
de los demás?
Dar es la verdadera
medida de nuestro amor por Dios y Él siempre nos bendice cuando
lo hacemos. Por lo tanto:
Cada uno debe dar no
de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. (2
Corintios 9:7 NVI).
¡Sé ese dador alegre!
Fuente: devocionalescristianos.org
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